Tapa: Piedra Libre

Séptimo Número Acento Propio
Tapa N° 7 - 08/08/07

Entrevista 1: Silvina Martínez, abogada especialista en Medio Ambiente

El Camino posible


En voz de alguien que supo cómo se resolvió un conflicto tan complejo como el de las canteras (el Polo Petroquímico de Bahía Blanca) una experta tandilense dice que de nada sirven las clausuras de las explotaciones o incentivar a la población contra los empresarios mineros. Ni siquiera ve como algo viable, por ahora, a la expropiación. “Es mucho más práctico la delegación de competencias para controlar, flexibilizar posiciones y aceptar que lo hecho, hecho está. Hay que mirar para adelante, sin apremiar a nadie”, dice Silvina Martínez.Y propone la creación de una Secretaria de Medio Ambiente Municipal.

El suyo no es un testimonio más. Porque además de ser tandilense y sufrir de cerca el deterioro que soportan las sierras desde hace décadas, lo avala su profesión. Una especialidad que la llevó a ser reconocida en otras ciudades del país, donde acumuló lecciones y experiencias en un tema clave hoy para Tandil: el derecho ambiental.

Silvina Martínez es abogada. Y su gran lección de trabajo no está muy lejos de aquí. Durante años, la experta fue partícipe fundamental de los debates en Bahía Blanca por la controversia pública generada a raíz de contaminación del Polo Petroquímico. Una polémica sin salida aparente, que un día terminó en un acuerdo, sorprendente y definitivo.

Allí también hubo pujas, debates y polémicas. Martínez observa Tandil y no se sorprende: lo que sucede parece un calco del supuesto callejón sin salida que alguna vez paralizó a Bahía Blanca.

Una polémica que allá terminó en acuerdo después de un largo trabajo, y que acá parece caer en un inevitable y frustrante punto muerto. Las condiciones, parece, no son las mismas. La especialista usa citas para describir situaciones confusas. Para la disputa por las canteras tiene la suya, una paradoja de larga data, nacida de las primeras reuniones ambientales, a principio de los 70.

“La primera cumbre que se hizo sobre medio ambiente se llamaba ‘Cumbre Mundial de Medio Ambiente Humano’, en el año ‘72. En ese entonces, pensábamos que estábamos solos en la tierra, y que el medio ambiente éramos nosotros y nada más. Con el paso de los años los seres humanos nos dimos cuenta que no era así, y por eso las cumbres de medio ambiente son mundiales”, recordó Martínez.

La evocación no es caprichosa: la especialista está segura de que todos los actores involucrados en el problema de las canteras en Tandil están convencidos de que, íntimamente, están solos. Les sucede a canteristas, ambientalistas y autoridades.

Incluso, el sentimiento de soledad provoca aislamientos y endurecimiento de posiciones para intentar aumentar réditos de negociación. Una reacción que, paradójicamente, los aísla de las soluciones. Para Martínez, así no hay salida: la estrategia de fijar posturas de máxima, irreductibles, para entrar fortalecidos a una negociación “no tiene efecto alguno” y carece de la “menor efectividad”, insiste Martínez.

Recetas fallidas

“Las declaraciones estridentes, las posturas de máxima, abortar el diálogo… Todo eso no sirve para nada. Jamás desembocan en algo concreto. Cualquier bravuconada es colocar un parche sobre una herida grande. Tal vez sirva al principio para contener, pero tarde o temprano todo se va a desbordar”.

La experta en derecho ambiental, incluso, no circunscribe el análisis a los sectores involucrados directamente (Municipalidad, empresarios y ambientalistas). Además, pone en tela de juicio algunas actitudes que, muchas veces, cuentan con aval mayoritario de la sociedad.

“El apoyo popular al cierre de las canteras en Tandil es una obra del desconocimiento”, dice sin tapujos. “Porque cuando hablamos de cuestiones ambientales, la gente piensa que nos referimos siempre a contaminación de ríos, industrias o grandes desastres; pero no es sólo eso: incluye también los deshechos que uno tira en la casa, en los desagües cloacales. Creo que hay un enorme desconocimiento que nace de creer que sólo algunas actividades contaminan”, opina.

-¿Cómo fue que en Bahía Blanca sectores antagónicos pudieron encontrar una sana relación entre producción y cuidado del medio ambiente?
-En el asunto de la petroquímica, en realidad el control lo tenía la provincia de Buenos Aires, que ejercía a través una delegación, un decreto ley por intermedio del cual la provincia delegó a Bahía Blanca la cuestión de los controles y la aplicación de multas. Y la Municipalidad de Bahía Blanca, en base a ese decreto, creó algunos entes dentro de la Secretaría de Medio Ambiente, como el Comité Técnico Ejecutivo, que es un comité multidisciplinario, donde hay químicos, gente de seguridad e higiene que controla emanaciones de gases, contaminación del suelo y contaminación del agua. Con todo eso y los controles se establecen las sanciones a las industrias. La realidad es que hay un diálogo muy fluido entre la Secretaría de Medio Ambiente y las petroquímicas. Por los actores involucrados, hay un paralelismo con lo que sucede en Tandil. Cuando vi lo de las de canteras, inmediatamente asocié el tema.

-¿Qué cambios hicieron allá para poder salvar la cuestión?
-Cambió el control. Antes lo hacían desde La Plata, a 800 kilómetros de Bahía Blanca. De modo que eran muy esporádicos, casi programados. El día que iban los inspectores a especificar si había contaminación en el aire, los dueños de las petroquímicas ya tenían todo preparado dentro de las normas ISO de seguridad.

-¿Está probado que el control a distancia no sirve?
-El control a distancia no sirve bajo ningún punto de vista. Porque hay que estar en el foco del conflicto y saber cómo es la problemática diaria. De lo contrario es imposible.

-¿Con eso alcanza?
-No, en Bahía Blanca, además, hay un 0800 donde la gente pueda denunciar si hay algún escape, si siente olores determinados o si tiene algún problema ambiental. Puede llamar y denunciar el problema. La Secretaría lo levanta y le da curso, pero no en forma de expediente, sino que directamente se pone a trabajar en el problema. Va y verifica. Me parece que la Secretaría tiene que ser muy activa en ese sentido. Ahora mismo funciona, incluso, el Comité Técnico Ejecutivo, que dos o tres veces por mes sale a la ciudad y verifica por su cuenta las emisiones de gases a la atmósfera que producen los vehículos. Esto muestra que se ha expandido sus funciones, que antes estaban acotadas a controlar el Polo.

-¿Y Tandil?, ¿cuál es la solución?
-La solución en Tandil es una delegación. Tendrían que hablarlo directamente con la Provincia y tratar de presentar un proyecto para que el Estado bonaerense, a través de la ley en materia minera, pueda delegarle el control. Es el punto fundamental. No hay otra forma. Porque cerrar las canteras no es la solución.

-¿Por?
-Porque es ponerle un parche a un problema que ya existe y que además te genera otra cantidad de problemas: desocupación en primer momento, desabastecimiento y otros tantos inconvenientes de carácter ambiental. Porque no es “cierro una cantera y nada más”: la cantera funciona con una cantidad de agua determinada, son aguas estancadas, esas aguas se contaminan; además, al cerrar el espacio abierto de una cantera de un día para otro, corresponde hacer un estudio de impacto ambiental para ver cuál es la problemática que va a generar a futuro. No se puede ignorar que, donde hubo una sierra y ahora hay un agujero enorme, los vientos pasan de otra forma, y el clima pasa a ser diferente.

-En Tandil el escepticismo es cada vez mayor. Se probó un acuerdo marco que surgió tras un interminable debate. Ahora parece que prima la idea de aplicar el bisturí, definitivamente.
-Es un error. He sido testigo, y estoy convencida a pleno, de que las mesas de negociación siempre terminan en un diálogo fructífero, siempre, si hay flexibilidad, claro, porque si vos te ponés en una postura dura ante el otro y ves solamente lo que vos opinas, eso no sirve.

-¿A cuál de los sectores le dirige ese mensaje? ¿A los funcionarios municipales, a los provinciales, a los empresarios mineros?
-A todos. Y eso incluye a los canteristas. Es un ida y vuelta. Se tienen que flexibilizar posiciones desde el lado del municipio y desde el lado de las canteras. ¡Pero también hay que empezar a contener!

Negociar, negociar y negociar

- ¿Cuál debería ser la prosecución de esta historia?
-Hay que ampliar el control sobre las canteras, que ellos, los empresarios mineros tengan confianza en que uno no es que quiere cerrar las canteras y tomar tierras que les pertenecen. Las cosas se hacen de a poco. Es decir, primero se controla, se evalúa si ellos tienen ideas alternativas. Ese es el punto. Si uno se pone a negociar con una persona desde una postura inflexible, no le das al otro el lugar para que piense las ideas que tiene. Yo creo que ellos, que deben tener una idea paliativa, no están abstraídos de la realidad de la contaminación de las canteras y de la extinción de las sierras de Tandil. La clave en esta instancia es darles la confianza para que se puedan sentar a dialogar.

-Pero la realidad es que las canteras parecen ser un cáncer que va a terminar con las sierras. Suena dramático.
- Me parece que es lo mismo que la vida: cuando tenés un problema no mires para atrás. No tiene sentido entrar en detalles sobre qué pasó, qué fue lo que lo generó. El problema está. Y ahora hay que solucionarlo. Y eso de las soluciones de un día para otro no existen. Van a generar otro montón de problemas a los que después también habrá que buscarles una solución. Esto es poner un parche y generar otra cantidad de problemas que van a repercutir en Tandil.

-¿Estamos atrasados entonces? ¿Cómo se dirime una situación como esta en Europa, por ejemplo?
- En Europa se parte de la idea de que el problema ya lo tenés. Si en algún momento tenés una cantera que cumplió todos los requisitos y que la habilitaron, bueno, se busca la manera de empezar a cambiar algunas cosas. Lo que existe allá en un montón de normativas que te permiten hacer o no hacer algo. Te limitan y te controlan. Pero no seamos necios: explotaciones hay en todos lados. ¿Sabe una cosa? Acá en Tandil hay algo que me llama poderosamente la atención: no tiene Secretaría de Medio Ambiente. Es una ciudad muy verde, una ciudad que tiene un montón de recursos naturales y de problemáticas ambientales, y no tiene una Secretaría de Medio Ambiente.

-Usted dice que sería el primer paso para encontrar soluciones al estilo el “primer mundo”.
-En el Primer Mundo podríamos hablar de políticas de contención. Primero, tiene que haber un marco normativo para la creación específica de una secretaría ambiental y de un área específica que se dedique a ver estos problemas, a plantearlos y darles una solución, pero no detrás de un escritorio. Firmar papeles para que se haga esto o se deje de hacer esto no es una solución. Hay que salir de atrás del escritorio, hay que ir hasta el lugar a ver que opinan las personas y crear un marco normativo específico para que esto funcione en sí.

-El ejemplo que ha tirado sobre la mesa es el del Polo Petroquímico, pero, ¿realmente ha sido un caso tan digno de citar?
-De siete años a esta parte ha avanzado un montón en el tema del cumplimiento, porque se está muy encima, el Polo tiene que cumplir con el tema de las normas ISO, que son las normas internacionales de seguridad. Y así es como todo avanza. Un detalle: la semana pasada hubo una rotura en una cañería y tuvieron que parar la planta y arreglar la falla para después volver a producir. Y con el tema de la escasez de gas diseñaron toda una política de contención, porque había mucha gente que no trabajaba en determinado momento por las restricciones.

-Cuesta creer que hayan arribado a semejante nivel de consenso. Tandil parece muy lejos de eso, todavía.
-¿Sabe cómo empezamos a avanzar? Tuvimos un problema grave en el 2002, que fue el escape de una nube de cloro que, gracias a Dios los vientos favorecieron a Bahía y se fue para el lado del mar. Sino hubiera sido un desastre. A partir de eso fue que las políticas se hicieron mucho más restrictivas y controladas, pero también es cierto que hay mucho diálogo entre la Subsecretaría de Medio Ambiente de Bahía Blanco y el Polo Petroquímico.

-Usted no habla de soluciones categóricas, de máxima, como las que se escuchan en Tandil: prohibición definitiva de voladuras, expropiaciones...
- Lo de la expropiación de las sierras habría que analizarlo muy en detalle, como también habría que ver el costo. Una cosa es cuando vos tenés una cantera determinada, una sierra determinada. En este caso, no podés parar de un día para otro y dejar todo como está. Hay que encontrar una forma sustentable. En derecho ambiental se habla de la agenda 21, que es la que se creó a partir de la Cumbre Mundial de Río 92, que trata sobre la prevención y luego, en segundo término, plantea que a ese lugar hay que enmarcarlo de una determinada forma. ¿Para qué?, para que no siga avanzando ese daño y tratar de volver las cosas al estado anterior.

-Disculpe doctora, pero con las canteras eso es imposible: hay agujeros que avergüenzan hasta a los turistas.
-Ya sé que en las canteras es casi imposible, pero mientras tanto sería adecuado tratar de buscar una política paliativa para que eso se restablezca como una zona natural en sí.

-Estaría la alternativa de expropiar…
-La expropiación me parece que es un segundo paso para hablar. Pero no es tan sencillo: el costo económico es altísimo y Tandil vive, hay que aceptarlo, de la explotación de las canteras. Por eso también creo que es irreal pensar en una expropiación y en cerrar las canteras de un día para otro. Porque los canteristas también, en un principio, con los picapedreros, tenían otra concepción, cuidaban más el medio ambiente. Lo que pasa es que ahora, con la avanzada de la ciencia, la forma de explotación es otra y la contaminación es otra. Entonces es cuestión de sentarse a negociar con ellos y ver qué les parece, que no lo sientan como un control estricto en sí, sino que es un control para evitar males mayores. Hay que encontrar la forma de que se hagan controles que sean eficientes, efectivos y de cuidado extremo; por eso es importante que los canteristas no sientan que se los apremia. Porque así ellos se ponen en una postura demasiado rígida y no van a negociar nada. Contengámoslas, cuidemos el sentido ambiental pero creemos un marco normativo y que vayan de a poco agregándose más controles y normas que cumplir.

Entrevista 2: Horacio Villalba, geólogo

“Hay mucho 'verde' que quiere eliminar las canteras para hacer especulación inmobiliaria”

El geólogo Horacio Villalba es políticamente incorrecto. Defensor de una actividad que repele casi todo Tandil, considera “extrema” la hostilidad al trabajo en las canteras y cuestiona a organizaciones ecologistas. El profesional critica, ataca y polemiza: “A los empresarios se les pega con un caño, como si fueran delincuentes. Pero acá hay falsos ecologistas, que persiguen negocios fabulosos”. Además, instala otra controversia: asegura que la “inseguridad jurídica” puede, como nunca antes, ahuyentar cuantiosas inversiones.

Es geólogo. Pero habla como asesor letrado; cual abogado del diablo, una etiqueta que prefiere no asumir, al menos públicamente. Cuando Tandil todo pone a los canteristas en el banquillo -y ellos ejercen su derecho a no declarar- Horacio Villalba rompe el histórico hermetismo en un reportaje a fondo, sin concesiones, con Acento Propio.

Su tarea como vocero de los acusados soporta avanzar cuesta arriba: no es para cualquiera justificar lo que para muchos vecinos resulta indefendible. Inteligente e intuitivo, Villaba no niega las obviedades: los barrenos dañan las sierras. Sí rechaza, sin embargo, la hostilidad extrema de la mayoría de los tandilenses.

A lo largo de la charla, tendrá un alegato de cabecera, que no abandonará: “A los mineros se les pega todos los días con un caño, como si fueran delincuentes. Pero lo que hacen es lícito”. El geólogo tiene sus propios acusados. Uno será el gobierno municipal, al que le reprochará su “nulo nivel de diálogo” y su trato “agresivo y áspero”: no escatimará en cuestionamientos al Estado por el polémico traslado fuera de la poligonal comprendida por las rutas 30, 74 y 226, y señalará que la política le esquiva a la cuestión de fondo.

“Nunca hubo una propuesta seria que incluya partidas monetarias, subsidios, cese de operaciones, ventajas impositivas e intervención de la Nación. La solución pasa por definir quién pone la plata, es decir, el cascabel al gato. Todos dicen que no en la charla de café, pero nadie quiere pagar el costo en los papeles”.

Pero Villaba también le apunta a otros supuestos responsables, todavía más controvertidos: operadores inmobiliarios encubiertos en ropas ecologistas. “Hay mucho verde, entre comillas, que en realidad persigue un fabuloso negocio inmobiliario, que en Tandil es extraordinario.”

“Catonni ya está condenado”

El especialista aportó su visión sobre el origen del conflicto, que -según él- tiene dos vertientes: una ambiental y otra de uso. “´Carba´, la firma más emblemática y que mayor volumen de extracción registra, nació hace 100 años. Su propietario es dueño de 475 hectáreas de sierra. Y le dicen que mañana se tiene que ir a Gardey. ¿Qué le dan a cambio? El problema deja de ser ambiental para transformarse en económico”, dijo.

Después fue todavía más allá: “Si al canterista le ofrecés, en forma concreta, una suma económica para que se vaya a otro lado, se va. No habría ningún tipo de problemas. Ellos están dispuestos a charlar, pero si les preguntás algo. Acá se les pega con un caño todo el día como si fueran delincuentes. No se ve que lo que hacen es lícito. No roban”. Para el geólogo, la dirigencia es responsable: “Nadie se quiere hacer cargo”.

Villaba también se refirió de un tema candente: “El Trincante”, la cantera ubicada en La Movediza, propiedad de Carlos Catonni, la primera que ya cuenta con el certificado de defunción, tanto por decisión provincial como por duros reveses judiciales. Uno de ellos el fallo de la Cámara de Apelaciones de Azul, que confirmó una sentencia en Primera Instancia que la obliga a cumplir estrictas normas de voladura. Para Villalba, el dictamen azuleño viola nomras existentes. “Existe una ley nacional de uso de explosivos que coloca al Registro Nacional de Armas (Renar) como único órgano de control de uso en la Argentina. El juez no puede opinar sobre las cargas”, disparó. “Catonni se siente el pato de la boda, ya está condenado”.

“Están cumpliendo con la mitigación”

-Miguel Lunghi llegó a la Intendencia con la consigna “ni una explosión más”. Él se fijó como objetivo el traslado…
-No se dice toda la verdad a la gente. Aquí hay un conflicto de usos, donde uno predomina sobre otro. Hay actividades históricamente asentadas en la ciudad. Por caso, “Metalúrgica Tandil”: te frena la expansión del desarrollo urbano, porque está ubicada en una zona que hace 50 años estaba a 1.000 metros de la población. Al caer la Piedra Movediza [1912], la gente se enteró de a poco porque estaba lejos y en el campo. Cuando avanza la edificación de viviendas, se genera este conflicto. La gente equivoca el punto de discusión: nadie pone en duda el daño paisajístico que produce una minera. Está legislado y estudiado en todo el mundo. Sería ingenuo si diría que no destruye el paisaje o no hace un agujero.Pero acá la variable ambiental para planificar el crecimiento nunca se tuvo en cuenta; no en Tandil, en el país. Primero llevan el barrio Arco Iris a la Ruta 226 y después llevan los servicios: no tienen cloacas. La infraestructura va atrás del crecimiento. Eso es lo que no hay que hacer.

-Habla de una actividad lícita, pero las canteras no cumplieron con los programas de mitigación según las inspecciones del Estado bonaerense…
-Esa es la versión municipal. El estudio de impacto ambiental se eleva a la Dirección Provincial de Minería, que luego lo deriva a la Secretaría de Política Ambiental. Se aprueba o no, y después vuelve a Minería para ser notificado al canterista. Se hace cada dos años. Carba, cuando se firmó el famoso Acuerdo Marco, presentó un plan de mitigación paisajística a 20 años. Está haciendo un escalón que es antieconómico.

-Pero todavía no culminó…
-Por supuesto, están haciendo un escalón en las sierras, es un proyecto a largo plazo que avanza.
-Ratifica que las mineras están cumpliendo con los planes de mitigación del daño…
-Sí. El problema es que el cumplimiento que según la Provincia resulta bueno o normal no coincide con las aspiraciones del Municipio.

“Quieren construir hasta las antenas”

-Usted denuncia la falta de una propuesta financiera concreta, con beneficios impositivos, subsidios… Pero la gente, sobre todo la militancia ecologista, no quiere que se le otorguen facilidades a quienes se enriquecieron con la degradación del patrimonio natural…
-Cuidado con el conflicto de intereses. No cambiemos las canteras por la especulación inmobiliaria. Hay mucho verde, entre comillas, que en realidad persigue un fabuloso negocio inmobiliario, que en Tandil ya es extraordinario. Quizás buscan construir hasta las antenas (en alusión a la cima de los cerros). ¿Quieren conservar las sierras para que la gente disfrute paseando, o sólo buscan cambiar un negocio por otro? Hay que diferenciar al ambientalista que pugna por las áreas intangibles del que sólo quiere virar el uso.

-¿No teme quedar parado como el abogado del diablo con estas declaraciones, a la luz de que existe un consenso general en contra de la destrucción de las sierras?
-No, sería un idiota si desconozco el daño ambiental. Simplemente digo que no se da toda la información. ¿Le preguntaron al vecino de Gardey si quiere que haya un polo minero en su localidad?

-¿Por qué los empresarios, salvo contadísimas excepciones, se esconden de los medios de comunicación?
-La mayoría es gente de trabajo que no sabe enfrentar a la prensa. Están muy mal mirados. Hay hijos de empresarios que tienen problemas cuando el entorno se entera que su padre tiene una cantera. A nadie le gusta ser tratado como un delincuente.

- ¿La extracción de piedra es hoy una oportunidad de enriquecimiento?
-Tuvo una muy buena rentabilidad, del orden de 8 por ciento, hasta hace un año. Luego se volvió aún más atractiva, gracias al auge de la construcción. ¿De dónde cree que saldrá la piedra para repavimentar la Ruta 30? Debemos pensar si queremos, en vez de hormigón, casas de madera o de goma. Hay un doble discurso…

“Hay muchos inversores atentos a lo que pase en Tandil”

Villalba asegura que el gobierno nacional tiene una postura mucho más liberal que la Provincia en temas mineros. Y tiene un argumento: sólo en 2007, se prevén inversiones que alcanzan los 18.000 millones de dólares. Para el licenciado, desde la Casa Rosada resguardan la seguridad jurídica.

-¿Cree que el traslado de las canteras fuera del casco urbano genera inseguridad jurídica?
-Sí, representa un avasallamiento legal y hay mucha gente atenta a lo que pase en Tandil. Entre ellos, Camargo Correa (la compañía brasileña que compró Loma Negra), que invirtió 400 millones de dólares en Barker.

-Según su visión, ¿lo que ocurra en Tandil puede ahuyentar inversiones?
-Por supuesto. Existe una visión discriminatoria para con un solo rubro, el minero, con respecto a lo ambiental en lo global. No es la misma la actitud de la Secretaría de Política Ambiental bonaerense con Tandil que con Olavarría.

-¿Qué opina sobre la creación de caminos turísticos para restringir el transporte de piedra en los accesos a las mineras?
-Prohibir el paso de los camiones es jurídicamente imposible, más allá del discurso político o la charla de café.

-¿Y el aumento de la tasa de extracción?
-Canteras como Carba, lograron en los 90 el beneficio de la estabilidad fiscal por 50 años. Le subieron los impuestos al 300 por ciento (por ordenanza). Bien, pagarán, pero inician automáticamente una acción judicial. Eso irá a juicio, y si la Municipalidad pierde, eso será costeado por los tandilenses.•

El Negocio Inmobiliario

Cuesta arriba y cuesta abajo


En sólo tres años, el valor de los terrenos en las zonas altas de la ciudad -Golf, Av. Don Bosco, El Centinela- se duplicó. El incremento de los precios y la creciente demanda fueron acompañados, además, por el desarrollo de otros sectores de la economía local, como la construcción, el turismo y la venta de servicios. Con la llegada de las nuevas inversiones y el incremento del consumo, provocado en gran medida por el aluvión de viajeros de medio y alto perfil adquisitivo, se abrió otro paisaje de recursos en la postal tandilense.

En el origen de este circuito de capitales, el mercado inmobiliario se consolidó, en parte por el crecimiento del casco urbano y, en parte, por la compra-venta de parcelas en el corazón del paisaje serrano. Se trataba de un negocio rentable, si se tiene en cuenta que un lote promedio, de unos 3 mil metros cuadrados, tiene un precio de venta de 30 mil dólares (como mínimo) que le deja al operador unos 1800 dólares de ganancias. Sin embargo, en los últimos meses, las inmobiliarias comenzaron a abandonar este importante nicho de recursos para refugiarse casi exclusivamente en la oferta y demanda de construcciones urbanas.

Sucede que consideran que existe un “clima de inestabilidad jurídica” que pone límites al establecimiento de nuevos emprendimientos turísticos en las zonas más cotizadas de la ciudad. Un clima que se acentuó las últimas semanas, con la promulgación del decreto del ejecutivo municipal que paraliza la actividad en las canteras. Los precios de los terrenos se estancaron, las transacciones inmobiliarias se volcaron sobre el asfalto y los operadores decidieron bajar las cortinas.

“Acento Propio” decidió consultar a un grupo de empresarios locales de bienes raíces para desentrañar el por qué de los vaivenes de lo que todos califican como “un muy buen negocio”.

La incertidumbre y el retroceso

El negocio inmobiliario en Tandil parece atravesar un momento de relativa parálisis en comparación con el ascenso constante que había registrado en los últimos tres años. Según muchos analistas, la incertidumbre sobre el destino jurídico y político de los terrenos sobre las sierras puso “en evidencia las debilidades” de la actual gestión comunal para garantizar la estabilidad de aquel plan de desarrollo local, basado casi exclusivamente en las actividades turísticas.

Los empresarios del sector acuerdan, y con más de un argumento.

El primero, “la ausencia de precisiones” sobre el futuro de esas áreas, lo que explicaría el congelamiento de los precios y la paralización de las transacciones en los terrenos serranos.

Según el operador local, Gustavo Favre, la mecánica de la compra-venta de terrenos dentro de la Poligonal se ve dificultada por la falta de respuestas de los funcionarios comunales. “Vas a la Municipalidad para ver si se puede vender un lote y te dicen que no saben. No te dan ni cinco de bolilla”, se queja Favre, que en los últimos meses dice que padeció la fuga de clientes debido a la imposibilidad de tasar lotes o de asegurar la viabilidad del comienzo de obras de construcción en esos predios. Para el empresario, la imposibilidad de gestar un mercado fiable determina que “la gente no compre y muchos que iban a invertir en Tandil se vaya a invertir a otro lado”.

Así, la política preservacionista parece limitar los emprendimientos turísticos que la propia gestión intenta impulsar. Los operadores inmobiliarios son más duros y aseguran que se trata de “la ausencia de un proyecto integral, a mediano y largo plazo, que conjugue la protección del patrimonio natural con las actividades productivas que le permitieron a la ciudad posicionarse en el mapa turístico nacional”.
Esa carencia trae consecuencias. En los últimos meses hubo un congelamiento de los precios de lotes ubicados en los puntos más atractivos del paisaje local. La razón: “el clima de incertidumbre jurídica”, que hizo retroceder de la demanda.

Para el martillero Gustavo Archuby, vender hoy un terreno serrano para un emprendimiento turístico o para una propiedad particular, en estas condiciones, es como “venderle un auto a un elefante”. El empresario considera que “hay interés, pero son muy pocas las operaciones que se hacen, dado que no sabemos lo que se va a hacer a futuro o lo que se puede hacer ahora y lo que no”.

Este contexto define las nuevas preferencias de las grandes inmobiliarias que, como asegura Favre, “se hacen fuertes en la planta urbana con el desarrollo de edificios, complejos y casas; y no en la zona de la sierras”.

En Tandil regular es bueno

La segunda cuestión que por estas horas dice “preocupar” a los empresarios inmobiliarios son los riesgos de la venta indiscriminada de los accesos y periferias de los paisajes naturales.

En rigor, la falta de regulación en el uso de las propiedades adquiridas por particulares para que no perjudique el paisaje y el libre tránsito de los visitantes ya dejó secuelas en la ciudad. Los ejemplos abundan: el silo del Dique, aún inamovible, el mosaico arquitectónico del country, la creación de clubes privados en los valles escondidos y el emplazamiento de hoteles de primera clase en los cerros, son sólo algunos casos.

En términos de Gustavo Archuby, la prioridad sería “verificar el destino de las tierras y que (ese uso) no desmerezca al lugar”. porque “éste es el mercado que se vino desarrollando en los últimos años y que le dio impulso a Tandil”.

Los operadores inmobiliarios no se muestran políticamente incorrectos y dicen adherir “de pleno” con los ánimos preservacionistas. El discurso es unánime: el turismo es la actividad económica que le dio el espaldarazo a la ciudad y “hay que explotarlo”.

Con el cese de la actividad en las canteras, decretado por el Intendente Miguel Lunghi, se abrieron nuevas urgencias. Todos acuerdan en la necesidad de llevar esas empresas fuera de la Poligonal, porque atentan contra belleza del “entorno verde” que hace de Tandil un destino privilegiado del turismo. Pero también indican la necesidad de crear mecanismos que aseguren que los esfuerzos por defender ese magnífico entorno redunden en un beneficio de largo plazo para la comunidad tandilense.

En este sentido Favre advierte: “Si se liberan esos terrenos al negocio inmobiliario hay que regularlo de manera que ese mercado no termine tapando las sierras”. En la visión del operador, la venta indiscriminada podría crear un cerco. “Hoy por hoy el turista puede venir y llegar a la sierra sin pagar, pero si vos vendés todos esos lotes, le van a cobrar y se va a terminar el turismo”, señala.

Entrevista 3: Ana Fernández, preservacionista

Están embarrando la cancha”

Ana Fernández evita polémicas y, esta vez, prefiere dar un voto de respaldo: “Está bien que se suspendan las explosiones. Es positivo. Y si el Municipio lo hace a cuatro meses de las elecciones, calificarlo como electoral ya es cuestión de otros”, dice una de las referentes clave de la Asamblea Ciudadana por la Preservación de las Sierras. Aunque no niega que detrás del conflicto pueda haber sectores que especulen con el boom inmobiliario, la histórica y combativa dirigente ambientalista cuestiona las acusaciones recurrentes: “Los que hablan de eso están embarrando la cancha”


Ana Fernández es siempre categórica. “En Tandil no tiene que haber canteras”, brama la líder de la Asamblea Ciudadana por la Preservación de las Sierras. No hay discusión posible.

Tampoco importan disputas electorales ni eventuales debates con empresarios. Incluso, rechaza a quienes relativizan medidas por la amenaza de especulaciones económicas: “Lo que hace el Municipio está bien. Empezar a hablar de intereses inmobiliarios es embarrar la cancha”.

Para Fernández, una de las claves para entender el fenómenos es “la adhesión” popular a una cruzada ciudadana. Si el intendente Miguel Lunghi lo “peloteó un montón de tiempo y de pronto está yendo mucho más allá de lo que se pensaba, es porque la sociedad lo obliga”, asegura.

No hay espacio para hablar de planes integrales o de confluencia de argumentos. Para la Asamblea, no hay que trasladar las canteras a otro lugar del cordón serrano, ni reiniciar una mesa de diálogo ni expropiar teniendo en cuenta el valor de las canteras. “Nadie piensa en el pasivo ambiental que nos van a dejar”, argumenta.

En diálogo con Acento Propio, la histórica dirigente ambientalista insistió en que el problema debe tomarse “como una cuestión de Estado”. Y aunque admite que puede existir un fin electoralista del gobierno comunal, dice que esta vez conviene apoyarlo.

Una decisión estratégica ante lo que considera un problema político: “Cada vez que quiere hacer algo, le dicen que el poder de policía es provincial; y cuando se exige que se haga, la provincia dice que es local. La historia muestra que toda vez que el Municipio quiso hacer algo apareció la Provincia diciendo que era competencia provincial”. Según Fernández, “las canteras deben reconvertirse hacia otras actividades y perspectivas”, porque “Tandil da para tener un modelo productivo que haga un uso diferente de las sierras”. Un “uso diferente” significa hablar de “una economía diversificada en actividades que se potencian con la calidad ambiental y cultural de la ciudad”.

Con respecto a las canteras, no duda: “La actividad minera en Tandil es una actividad que involuciona. No cumple con nada de lo poquito que tiene que cumplir. Las canteras están acostumbradas a la impunidad permanente”.

No sólo eso. La ambientalista, además, desecha la posibilidad de expropiación. “No hay que hacerlo”, sostiene. “Si al dueño de un restaurante, por ejemplo, lo enganchan con ratas durante años ¿hay que expropiarlo? No. Simplemente hay que cerrarle el negocio porque lo explota mal. Los derechos adquiridos aparecen cuando uno cumple con los requisitos de la habilitación”.

Los “no” de la Asamblea Las pautas que refirió Fernández se pueden resumir en un solo enunciado: las sierras deben ser declaradas definitivamente “área protegida”. La dirigente está convencida de que la ciudad entera “ya no quiere más la actividad minera. Los tandilenses están hartos”, repite.

Esa declamación incluye discrepancias con el ministro de Trabajo provincial, Roberto Mouillerón. “Ahora él dice que hay que sentarse a conversar. ¿Más conversación que el acuerdo marco?, ¡imposible! Además, están hablando siempre de los mismos actores. Cada vez que quieren resolver el tema hablan nada más que de minería, empresarios, trabajadores y gobierno. Y acá lo que está en juego es otra cosa. La gente entendió que directamente está en juego la destrucción de lo que es base de recursos de otras cosas.”

Fernández no duda: los intereses puestos en pugna son, en definitiva, palos en la rueda para lo que considera la solución de fondo. “La gente visualiza que preservar las sierras es preservar una buena calidad para la ciudad. Hablar de intereses inmobiliarios y demás, es embarrar la cancha, porque hubo mucho acuerdo y existe mucho acuerdo en la ciudad en contra de la construcción sobre las sierras. Acá el tema es preservarlas, como preservás una plaza o un espacio que puede dedicarse a actividades recreativas o ecoturismo. Pero eso no es trabajar en favor de la construcción y de la especulación inmobiliaria, como estuvo diciendo Mouillerón en estos días. Eso es un error de apreciación”.

-¿Está segura que no hay especulaciones inmobiliarias?
-No vamos a desconocer que hay gente que quiere hacer un negocio, pero acá hay un plan de ordenamiento y, en ese plan, nuestra postura ha sido clara: eso tiene que ser un área protegida. Todo lo que está por encima de determinada cota, nosotros peleamos para que no sea espacio para construir, ni para que se hagan grandes obras de infraestructura que cambien la pendiente, que no sólo destruye las sierras sino que afecta a todo lo que está aguas abajo. Que me digan que hay gente que quiere aprovechar, no me cabe la menor duda, porque está lleno de gente que quiere hacer negocios.
Ahora, que los hagan o no, depende de quien se los permita. Lo que sí puedo decir es que estamos peleando, tanto contra las canteras como contra las construcciones sobre las sierras.
Algo se ganó, porque ya se aprobó una propuesta de plan de ordenamiento que es bastante mejor que lo que había. Ahora viene la letra chica del área serrana, que será una gran pelea. Pero que quede claro: nuestra propuesta no es sustituir la cantera por la construcción, sino todo lo contrario: queremos que las sierras sean áreas protegidas, donde se hagan cosas que no destruyan; y que la construcción se ordene en las zonas más apropiadas de la ciudad -que hay muchas- y, de paso, que se valoricen otros sectores de Tandil. De lo contrario, vamos a tener todo un avance de gente que viene con plata de otro lado que va a generar una serie de inconvenientes a la infraestructura de la ciudad.

-Por lo visto no hay nada que reclamarle a la Municipalidad.
-A la Municipalidad le reclamamos todo. Nosotros le reclamamos a todo el mundo. Pero en este momento, obviamente, vemos que algo está haciendo. Espero que el peronismo tenga la habilidad de ver eso, y no hacer que esta bandera sea de un solo partido, porque esta ciudad no es de un partido. De nuestra parte le hemos pedido al Municipio lo que le toca al Municipio, y a la Provincia lo que le toca a la Provincia. Ahora, si cuatro meses antes de las elecciones el Municipio empieza a hacer algo, le corresponde a los demás evaluar si es electoral o no. Desde el punto de vista de la causa me parece bien que se suspendan las explosiones. Más allá de que tendría que ser una medida definitiva, la noto como una cosa positiva. Pero creo que se podría hacer más desde otros lugares; alguien que tenga acceso a la ministro de Producción bonaerense podría preguntarle, por ejemplo, si el turismo y el resto de las actividades no están dentro del Ministerio de Producción. ¿Por qué ven a las sierras de Tandil exclusivamente como un recurso minero? En Tandil, producción es cuidado de sierras, no destrucción. Por eso tiene el nivel de adhesión que tiene. Se equivocan si creen que es un problema de un grupo ambientalista o del uso electoral que puede hacer un partido.

-Hablando de grupos ambientalistas, hay gente que estuvo o está de un lado y otro, porque también revisten cargos en el gobierno.
-Juan Boltiansky (no del R.: actual director de la Usina) dejó de pertenecer a la ong a los poquitos meses del acuerdo marco. Él no tiene nada que ver con los ambientalistas, hace siete años que no trabaja con nosotros.

-También está Roberto Adaro, hoy funcionario de la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación.
-El tampoco forma parte. Ni bien aceptó el cargo, le pedimos la renuncia. Porque la nuestra es una organización no gubernamental y no estamos de acuerdo en que uno de nosotros participe de la función pública.

-¿Está de acuerdo con una consulta popular?
-Si quieren tener todavía más aval ciudadano, podríamos pedir la consulta popular. Y desde ya, no se puede hablar del parque minero; porque una de las opciones es Vela y sería una pena, porque Vela es el lugar más preservado. La otra alternativa que está manejando el gobierno comunal es un cerrito que queda al lado del Cerro Federación: eso está fuera de la poligonal. Las otras explosiones fueron en Cerro Federación.
Trasladarlas ahí, entonces, es una locura. Si una sola (cantera) hace los desmanes de los otros días, imagínese cuatro o cinco ahí. -Los canteristas dicen que tienen que encontrar un punto de equilibrio.-No sé si ellos lo están proponiendo en serio. No creo en ninguno. Hace mucho tiempo que podrían haber hecho algo y no lo hacen. Yo creo que hablan movidos por la gente, porque reconocen lo que les están pidiendo y necesitan hacer algo. Eso les cabe a todos. Si yo fuera ministro diría: es cierto que hay que solucionar esto y hay que solucionarlo de fondo. En la provincia de Buenos Aires hay otros lugares dónde se produce piedra y no tienen la resistencia de la población, porque sí se ven como pueblos mineros. •

Entrevista 4: Rodolfo Guerra, canterista

“La salida es un polo minero con varias localizaciones”


Desde la Cámara Minera, Rodolfo Guerra desestima varios planteos que la sociedad reclama a la empresas canteriles. El empresario habla de “falsedades” originadas en la desinformación de la gente, asegura que su sector tiene una buena relación con el gobierno municipal y descarta la posibilidad de que los trabajadores de las explotaciones se vuelquen a otras actividades. ¿La salida? Un polo minero con varias localizaciones, pero siempre dentro un radio que justifique la comercialización.

Poco afecto a hablar con la prensa, Rodolfo Guerra, uno de los pocos –sino el único- representante del sector canteril proclive a responder los planteos que desde hace décadas se le hacen a los empresarios mineros, jura que él y sus colegas no sienten ningún odio de los tandilenses. Ni siquiera del Municipio. Sí cree que desde entonces andan dando vueltas un montón de “falsedades”.

La capacidad de destrucción que se le achaca a los modernos barrenos es una de ellas, asegura. “Las canteras –explica- no son una actividad improvisada y precisamente el mundo desarrollado lo que ha hecho es tratar de mitigar lo que son vibraciones y sonoridad y para eso se usan explosivos mucho más modernos que nada tienen que ver con la dinamita. Todavía escucho por ahí que hablan que usamos dinamita, pero… por favor, ¡la dinamita no se usa hace muchísimo tiempo!... eso la gente lo ve en las películas y cree que es el explosivo que se usa en las canteras cuando en realidad se utilizan materiales auxiliares como arrancadores, cordones detonantes, detonadores, tecnología que se aplica en todas partes del mundo. ¿A quien se le va a ocurrir desarrollar una tecnología para empeorarla?, al contrario, se usa para mejorarla y nosotros usamos esa, la del primer mundo”.

Otra “mentira total” es la descripción que califica al cordón serrano tandilense como un peñasco, demasiado chico como para ser víctima de la minería en comparación con Los Andes, por ejemplo. “Por desconocimiento o mala información, entiendo que deber ser así - porque nadie va a decir tal cosa con intencionalidad supongo- hay quienes se aventuran a decir cosas como que la explotación minera es tan grande: en un partido que tiene 500.000 hectáreas de las cuales 60.000 son de sierras, si no se puede tomar una pequeñísima porción de esas sierras para obtener un recurso y transformarlo…”.

“Además –insiste- ¿tiene idea cuántas hectáreas están autorizadas para la explotación?. Cien. Y le cuento con más precisión todavía: de esas 100 hectáreas (de un total de 60.000) 41 –con exactitud- son los yacimientos, es decir que las otras 59 son playas de maniobra para los camiones, etcétera, distribuidos entre ocho y nueve empresas instaladas en el partido. Y de esas empresas la mitad están bastante alejadas de la ciudad y el resto ubicadas en los alrededores. Cuando hablamos de 41 hectáreas de un total de 60.000 no se le puede ocurrir a nadie que eso va a ser la destrucción de las sierras, es más: hay 59.959 hectáreas de sierra que no va a ser tocadas, nunca; no hoy: nunca”.

-Las precisiones de un lado y otro (ambientalistas y canteristas) abundan desde hace mucho, Guerra. Pero las soluciones no llegan. ¿No es posible la reconversión de las canteras y los trabajadores hacia otra actividad?
-Eso es un comentario que se escucha, pero ¿no se sabe acaso que hay personas que nacen con determinada inclinación?. ¿No se sabe que a algunos le gustan los trabajos técnicos, a otros los trabajos literarios, el periodismo, la comunicación. Yo no le puedo decir a usted que deje el periodismo, ¿no?, bueno tampoco se lo pueden decir a una persona que tiene una inclinación natural y que de hecho se formó para un determinado trabajo, que haga otro; porque además probablemente quede en desventaja. Exactamente eso le va a pasar a otras personas si quisieran venir a trabajar en una actividad minera. Me parece que nos confundimos y mal informamos cuando decimos “una actividad o la otra”; tendríamos que decir “las actividades”.No es una u otra. Tienen que ser todas. Y tienen que aprender a convivir, que no es tan fácil, pero es posible. Además, en otras regiones del planeta así fue. Y así es.

-Está bien, pero más allá de lo retórico: ¿Cuál va a ser la solución?
-El conflicto de las canteras se va a resolver cuando dejemos pensar que es un conflicto, sino que es una actividad más, estratégica y responsable, y nos demos cuenta de que requerimos de esa actividad. Ahora si pretendemos que no exista esa actividad porque alguien pretende imponer otra, bueno, entonces mañana va a venir alguien que va a decir que esa nueva actividad tampoco tiene que existir, sino que debe ser reemplazada por otra. Eso está muy mal. Va en contra de todos los principios. Yo tengo libertad y pretendo ejercerla, usted también, el tema es fijar los límites, ordenar. Ahora el Municipio acaba de hacer algo muy interesante: el plan de ordenamiento territorial. Eso muestra una sociedad madura, que pretende ordenarse. Tandil creció sin ese ordenamiento y las explotaciones aparecieron de pronto rodeadas de población; hoy hay que ordenar ese crecimiento tan valioso de una sociedad. Si usted me dice que una cantera nueva quiere instalarse y trabajar, le digo que evidentemente donde están ubicadas algunas hoy no va a poder, porque sería más de lo mismo pero debe haber alguna región que sí sea apta para que se instale y pueda desarrollar su actividad. Pero eso sucede con todas las demás actividades. De ahí el concepto de parque industrial, moderno, que pretende generar infraestructura, la básica para que se instalen empresas y puedan trabajar en un determinado sector.

-¿Por qué no suscriben a la idea del parque minero?
-Al contrario, no nos oponemos, de ninguna manera. Cuando se firmó el acuerdo marco nosotros adherimos al parque minero, y entendemos que el parque minero, como lo quieren llamar; polo minero en realidad, tendría que tener regiones, no un solo lugar. Porque esto no es un parque industrial: ahí está la confusión, o sea no es que uno puede decir “todas las industrias se mueven hacia un solo lugar”, no, estamos hablando que debemos encontrar yacimientos con material apto para poder ser explotado. Pero si ese yacimiento lo ubica en un lugar que no es el indicado geológicamente y que tampoco es el indicado comercialmente, no va a poder ser explotado.

-¿Y aún no lo han encontrado?
-No sé. No es tarea de las empresas mineras. Pero sin lugar a dudas si me muestran un lugar apto para el desarrollo geológico, es decir que tiene material con características interesantes para lo que hay que preparar, clasificar y vender, ya hemos ganado mucho. Pero por otro lado también tiene que estar ubicado en un lugar donde el mercado pueda acceder; porque si ese material se lo pone muy alejado del centro de consumo nadie va a ir a buscarlo. Le digo más: hay empresas que están ubicadas a veintipico de kilómetros, a esas empresas rara vez va un corralón a cargar. Muy rara vez. Le diría que nunca, por la siempre razón que tienen que hacer 50 kilómetros entre que va y viene.

-¿Pero el grueso de la explotación no tiene un destino fuera del partido?
-El material es para la provincia de Buenos Aires y la provincia incluye al partido de Tandil, o sea que va a ser para Tandil y el resto de la provincia por eso hablamos de una explotación minera en la provincia. Y gran parte de vende al municipio –cuando lo requiere- y cuando hay un gran auge de la construcción enla ciudad, le aseguro que la mayor parte queda en Tandil.

-¿En serio?, ¿tan así?
-Pregúntele al intendente Dufau, cuando tuvo que pavimentar Tandil, de dónde sacó el material.

-Dufau estuvo hace mucho, por favor, Guerra
-Fue cuando comenzó esto, evidentemente la población aumentó y cuando aumenta la población aumenta el consumo, porque ella también consume granito porque se requieren más viviendas, más caminos, más rutas, más cordón cuenta, asfalto (que incorpora adentro piedras finas, granito).

-¿Cómo evalúa lo hecho por esta gestión municipal?
-Yo no he tenido mala relación con el municipio, por el contrario, el municipio hizo sus controles como estaba planeado y fue trabajando con su profesional, geólogo, visitando las canteras, haciendo el control de las voladuras.

-Pero de golpe determina que no hay más explosiones. Y es innegable que las canteras quedan al borde del enfrentamiento con la gente.
-No me siento enfrentado con la gente, ni creo que ningún canterista se sienta enfrentado con la gente. Tampoco con el municipio. El municipio está reclamando cosas y está en todo su derecho a pedir que se cumplan aquellas cosas que uno se comprometió, por eso hablamos de minería responsable, porque tiene capacidad de dar respuestas, a los requerimientos del municipio y de la provincia y la nacion. Ahora si me me preguntan por qué toma alguna actitud como la que ha tomado últimamente, bueno, creo que a lo mejor se hizo algo que no estaba bien, o se cometió algún error. Yo creo que en todas actividades se cometen errores y lo peor que uno puede hacer es no reconocerlo. Entonces si se cometieron errores hay que ver qué es lo que pasó, porqué pasó y ver cómo se puede resolver pero lo peor que podemos hacer es desconocer que existe un municipio y enfrentarnos con él porque al fin y el cabo nosotros somos parte de esta comunidad que tiene un intendente y una estructura en el Palacio Municipal en el que tenemos que entrar y salir como lo hacen quienes hagan cualquier actividad industrial en cualquier otro municipio.

-La realidad es que en las calles de Tandil prima la idea que frente a una consulta popular, las canteras perdería por “afano”….
-Nadie gana ni pierde por afano.

-¿No tienen acaso un poquito de miedo a la consulta?
-Mire, a lo único que tengo miedo es a Dios. Lo que sí me parece es que si elegimos representantes dentro de un sistema republicano y representativo, precisamente esas personas que elegimos, son los que deben resolver los problemas porque suponemos que son las más capacitadas. Si uno elige a sus representantes, y ellas son personas idóneas, ellas deben resolver los problemas. ¿Por qué? Porque son los que tienen acceso a toda la información, los que conocen, son los que están preparados. La gente que no está preparada, que no conoce, que no ha tenido la oportunidad de ver los temas en profundidad, no puede emitir un juicio. Puede tener una sensación; y el problema pasa por ahí, por la sensación, lo que percibe la gente. Y si las cosas se le presentan de una determinada manera, las pueden ver de una forma negativa. Nosotros tenemos que tratar de ver las cosas en forma positiva. Si a mí me dicen que estoy destruyendo las sierras, evidentemente yo tampoco estoy de acuerdo.

-La acusación que carga sobre ustedes, convengamos, es tremenda.
-No, no es una acusación. Es una pregunta mal formulada. Porque si usted pregunta mal la respuesta va a estar equivocada. Acá lo que se está haciendo es una transformación de la riqueza. Y nosotros formamos parte de un gran mecanismo industrial, porque somos proveedores de industrias.Y no dudo de la capacidad de que aquellos que tienen el poder y construir y hacer desarrollar regiones ese concepto lo tienen que tener presente -hablo de nuestros dirigentes empresarios, gremiales o políticos- todos ellos, sentados en una mesa pueden encontrar una solución; ese es el lugar donde se pueden dirimir los problemas.

-¿Realmente están dispuestos a negociar o se trata nuevamente de que la cosa siga como está?
-Si alguien no está dispuesto a sentarse a negociar, es porque tiene cosas que esconder y la actividad minera en Tandil no tiene absolutamente nada que esconder, muy por el contrario; tiene muchísimo para mostrar y creo que esa es una de las fallas: no hemos sabido comunicar realmente qué es lo que hacemos, porqué lo estamos haciendo, cómo lo hacemos y eso hace que se perciban efectos negativos. Soy consciente de que si alguien es vecino mío y yo tengo al lado una cantera y hago voladuras que le provocan vibraciones, sonoridad, le rajo las paredes o destruyo la casa, esa persona tiene derecho a plantearme qué es lo que estoy haciendo, esa es una percepción válida de parte de un vecino. Ahora la pregunta es: ¿podemos trabajar sin generar ese tipo de situaciones tan desagradables y tan válidas para aquel que sea el damnificado? Por supuesto. Mire, yo tengo vecinos que están a 200 metros de una cantera y no tenemos ningún problema. No podemos ignorar a la comunidad, y eso es lo primero que tenemos que tener en cuenta para consultar al momento de hacer algo. Con la minería es mucho más importante pensar en un polo minero con distintas localizaciones, no tiene que ser una sola, sino varias que permitan obtener el recurso adecuado en una ubicación comercial interesante, porque cuanto más nos alejamos del centro de consumo es más costoso ir a buscar el producto que uno vende.•

Tapa: La Caída


Sexto Número Acento Propio
Tapa N° 6 - 15/06/07