Tapa N° 3


Tercer Número Acento Propio
Tapas N° 3 - 08/03/07

En esta edición, contrata de colección:
"El Negro, siempre Destiñe"

Suicidios: NOS SIGUEN PEGANDO ABAJO


El desmantelamiento público en Salud Mental creció tanto como las tasas de suicidios. La peor pesadilla del Tandil Soñado: recuperó la tasa de fallecimientos autoprovocados como en la crisis de 2001. En el mismo período, Olavarría -con similar masa poblacional- no suma la quinta parte de las víctimas fatales locales. Sólo dos meses de 2007 nos acercan al número de occisos de todo 2006. Profesionales claman por planificación seria. El Ejecutivo, resentido por las críticas, se desentiende e improvisa. Hoy el servicio del "Ramón Santamarina" es una bomba de tiempo con pacientes atendidos en condiciones "infrahumanas". A menudo, en la Farmacia del hospital faltan antidepresivos indispensables para contener estas drásticas decisiones.

"Los suicidios son fenómenos individuales que responden a causas sencialmente sociales". Lo dijo hace 110 años el francés Emilie Durkheim, uno de los tres padres fundadores de la sociología, junto a Carlos Marx y Max Weber. Fue el primero que se desveló durante largas noches, con estadísticas en mano, ensayando explicaciones que determinaran porqué se quitaba la vida más o menos gente en diferentes puebos. Habló de un tal "suicidio anómico", para estudiar qué tenían que ver la frecuencia de los casos con las condiciones en que pasaban sus días las personas en un determinado lugar. Y fue muy osado al gritar que si bien hay una "predisposición psicológica" a terminar con la propia existencia, "la fuerza que determina el suicidio no es mental sino social".

Leída así, cual manual de Ciencias Sociales, poco puede hermanarse esta tesis antológica con el río de lágrimas, el dolor inconmensurable, la sensación de que el mundo se viene abajo, la tristeza desconsolada, la sospecha a la cobardía. Tampoco con lo que sobrevuela a un cortejo fúnebre con deudos, familiares, amigos o vecinos de siempre en este rinconcito serrano de la provincia de Buenos Aires, cada vez que se entierra un miembro de la comunidad que decidió empujarse al abismo del descanso eterno.

Sin embargo, la teoría de Durkheim bien puede servir para que los números helados de la casa funeraria nos ayuden a entender -como diría el ama de casa de a pie- "porqué últimamente se está matando tanta gente" en esta ciudad con entrañas aún pueblerinas.

¿En qué está fallando la sociedad para asistir perpleja a picos estremecedores, en esta supuesta pequeña isla de boom económico y belleza elogiada por foráneos del país y el mundo?. Y por último, ¿qué deben hacer todos los actores de la ciudadanía para revertir la curva ascendente?. ¿Qué le adeudan las autoridades a sus representados en la materia?.

Cifras que paralizan

Tandil tuvo, en materia de suicidios, 14 meses estremecedores. Con 14 casos en 2006 y 9 en lo que va de 2007, el distrito alcanza la cifra de 23 víctimas fatales por esta causa. Para algunos profesionales, estamos frente a una “emergencia sanitaria sin parangones”.

Algunos de los occisos pasó alguna vez por el Hospital Municipal “Ramón Santamarina” u otras dependencias de la esfera pública, asistencia que –evidentemente- resultó infructuosa.
En sólo dos meses del corriente, los números sobrepasaron la mitad de todos los reportados durante el año pasado.

Si se hace un corte imaginario que acapare la veintena de casos desde enero de 2006 a esta parte, la tasa rasguña a los índices de los peores años de la crisis social, política y económica más tremebunda de la Argentina, llámese 2001-2002.

Según datros brindados por la Policía local, en 2004 se registraron 11 suicidios; cifra subió a 13 en 2005 para llegar a 14 en 2006.

De acuerdo a una pesquisa del psiquiatra Jorge Garaguso, en 2001 se registró en Tandil un índice del 14,8 cada cien mil habitantes, uno de los más altos del país. Del total de casos consignados entre 2001 y 2003, el 71 por ciento estuvieron protagonizados por hombres. La población con mayor riesgo comprendió a los menores de 25 años y a las personas de la tercera edad, algo no muy distinto a la actualidad.

De los 23 vecinos occisos por muerte autoprovocada en el último tiempo, 15 eran adultos mayores y 8 tenían menos de 28 años.

Si se pudiera medir el dramatismo de cada hecho, se recordaría, sin lugar a dudas, la muerte de una adolescente de 15 años que en enero pasado se colgó de un tinglado ubicado en su casa de Cuba al 2000. Su hermana menor tuvo que soportar el hallazgo.

De la masa total, es abrumadora la mayoría masculina en los negros episodios: 19 contra sólo cuatro femeninos.

Un dato: Si se repitiera el promedio de enero-febrero, con cuatro suicidios por mes, el año terminaría con casi medio centenar de hechos.

Pero para dimensionar la gravedad de un problema que amerita soluciones "no para mañana, sino para ayer", resulta clave comparar lo que sucedió recientemente en partidos bonaerenses que poseen una cantidad de habitantes cercana a la de este distrito, que ronda los 130.000 habitantes.

Desde enero de 2006 a febrero de 2007, en Olavarría (110.000 habitantes) sólo se registraron cuatro suicidios (tres en el pasado año y uno en el corriente), según lo señalaron a esta publicación fuentes de la Comisaría Primera de la ciudad de cemento. Esto implica menos del 20 por ciento de lo que se detectó en Tandil.

En Pergamino, donde residen 111.000 personas, se reportaron 9 muertes autoprovocadas en 2006 y sólo una en 2007, lo que concluye en una decena para el período señalado, de acuerdo a lo subrayado por voceros uniformados de la Jefatura Departamental.

Por otro lado, no debe soslayarse la gran cantidad de intentos de suicidio que no siempre aparecen en los informes brindados por la Bonaerense. En ocasiones, estos fallidos se dan en sujetos cercanos a alguien que llegó a su cometido.

Y por último, la onda expansiva anímica que arroja como saldo este tipo de muerte en el entorno directo e indirecto, no sólo con secuelas psíquicas y físicas, sino también con graves traumas en los aspectos sentimental, laboral y educativo del pasar cotidiano.




Modafari: "es cada vez más grave, y constituye un problema de Estado"

El doctor Martín Modafari, psiquiatra y miembro del Foro de Salud Mental, no titubea en afirmar que lo que está ocurriendo en Tandil es "un problema de Estado y salud pública", según dijo a Acento Propio.

"Un paciente con ideas suicidas no necesita sólo medicación, sino contención diaria e internación. Y más que eso, este es un problema de Estado y de salud pública. Es indistinto que la persona sea un jugador compulsivo o no, pobre o rico, niño, joven, adulto o anciano".

Para el reconocido especialista, "deben intervenir múltiples instituciones, un servicio de agudos y emergencias, un experto infanto-juvenil. Las camas del Servicio de Salud Mental (hospital) son pocas. A Tandil le falta un programa específico y un estudio de planificación serio, porque la situación es cada vez más grave, la ciudad cada vez más grande y los trastornos más agudos. También se necesita un estudio epidemiológico que detalle la realidad local".

A fines del año pasado, estuvo en la ciudad una eminencia en lo que hace a trastornos depresivos en el país y el mundo, el doctor Rodolfo Zaratiegui, quien ofreció disertaciones científicas. "Coincidimos en que la situación es muy preocupante, sobre todo por el grado de las patologías". En la ocasión, contó una experiencia recolectada en Glasgow (Escocia) donde el Estado impulsó un programa para "empezar de cero" por la excesiva cantidad de suicidios allí registrados.

“Hicieron un registro, formaron y especializaron a médicos de Atención Primaria, para trazar la primera barrera de tratamiento en pacientes depresivos, con medicamentos específicos (los más baratos y mejores). En tres años y medio bajó la tasa a la mitad. Se demostró que un proyecto político dirigido a la población, de alta y baja complejidad, funciona resolviendo el problema".

Casa de monjas, calvario de pacientes

La antigua casa de las monjas del nosocomio municipal es, desde que empezó a edificarse el futuro Hospital de Niños "Debilio Blanco Villegas", el predio sanitario que eligió la gestión radical para la internación y atención clínica de pacientes mentales. Posee ocho camas para agudos y el staff está integrado por tres psiquiatras, entre otras especialidades.

De buenas a primeras, se demolió la antigua sala y todo se trasladó a lo que muchos consideran un verdadero calvario para los enfermos.

El psicoanalista Angel Orbea, un continuo observador de la realidad local en términos de Salud Mental, denunció como pocos que el Gobierno de Miguel Lunghi tiene en este item un verdadero "capítulo censurado"; reveló que con la atención actual en el viejo predio cercano a la Guardia, la gente quedó "a la deriva". Allí los atendidos "son vulnerados en sus derechos humanos elementales" y los que atienden están hacinados, trabajando en un clima estresante.

Ahí fue alojado Pedro Tapia, el hombre que alcoholizado y armado mantuvo cautivos a sus hijos en su casa de Villa Italia, hecho de gran impacto mediático y que fue resuelto, tras largas horas, por el Grupo "Halcón". Off de record, altos funcionarios judiciales dejaron entrever su malestar porque la "Casa de las Monjas", en pésimas condiciones, era en nuestra ciudad el único sitio para albergar adictos al alcohol, como esta persona que cumplió una condena por asesinar anteriormente a su primera mujer. Y durante los días que permaneció allí, miembros del Poder Judicial local "cortaron clavos" por el riesgo que implicaba para sí y para terceros ese inadecuado centro de internación.

A partir de la demolición del edificio ubicado en Alem y Uriburu, surgieron "divergencias" entre los actores involucrados en lo mental y la Municipalidad, pues aquellos calificaron la decisión de "muy poco propicia", ya que se terminó trasladando el área al hogar de las religiosas, lo que –según el licenciado Orbea- "fue una medida totalmente inadecuada, pues no resiste la más mínima inspección sanitaria. La gente hace colas de hasta seis horas para ser atendida durante cinco minutos".

Tras un pedido de informes del concejal Juan Carlos Giménez (FPV), se supo que el presupuesto total del Municipio para 2007 en Salud Mental ronda los 350.000 pesos, con los que se hará una nueva sala de internación provista de 12 camas. Pero muchas incógnitas persisten en torno a los recursos humanos, ya que hoy el área está integrada por 18 profesionales y la mitad trabaja ad honorem.

"El Ejecutivo abandona sistemáticamente a la Salud Mental. Esto genera presión interna entre el propio personal y las consecuencias son pagadas por la población. Hay asistencia comunitaria pero falta el llamado Nivel 2; el nivel de la alta complejidad, internación, medicación y hospital del día para las patologías más graves", sentenció Orbea.

Desde el Foro de Salud Mental se propone la creación de una Dirección específica que articule los niveles 1 y 2 de atención, e integre a las ONGs en red. “Las prestaciones no cubren los más mínimos requerimientos de la población. Como ya se dijo, la falta de recursos y de un programa municipal llega a obstaculizar a la Justicia. Apelamos a que las autoridades tengan una comprensión diferente de la cuestión, ya que ahora se ve con una estricta mirada médico tecnológica, es decir, como un servicio más del nosocomio” agregó el académico.

Preguntado por el presupuesto que requiere la dependencia, el profesional opinó que "la Salud Pública de los tandilenses debe financiarse con el dinero de los contribuyentes, esto no admite discusión. Pero la Salud Mental en las políticas de Estado hoy está en un segundo plano. Por otro lado, hay que aclarar que la Salud Mental trasciende lo médico-psiquiátrico, ya que incide en el orden público, en la educación y las familias. Tandil no tiene hoy un lugar para la atención de niños (2 a 12 años) sicóticos y autistas. Facilmente ahora puedo reconocer más de 30 casos, que pueden generar gastos que se quintuplicarán con respecto a lo que hoy se invierte, y además generarán mayores padecimientos para los chicos, su entorno y la sociedad en su conjunto", finalizó Orbea.

Giménez: "el Ejecutivo actuó con imprevisión"

El jueves 8 de febrero próximo pasado, el director administrativo del Ente Descentralizado, licenciado José Luis Labaroní; el titular médico, doctor Oscar García Allende y su par adjunto Angel Roigé, acompañados por otros miembros del gabinete, fueron interpelados por el Concejo Deliberante por el desmanejo general que presenta desde hace tiempo esta entidad sanitaria tan cara a los sentimientos serranos.

En el debate que se prolongó hasta la madrugada del viernes, el médico y presidente del bloque del Frente para la Victoria, Juan Carlos Giménez, cuestionó en el recinto la "imprevisión" en que incurrieron las autoridades de Salud municipal al decidir la demolición del antiguo edificio de Salud Mental sin prever en qué condiciones estarían los pacientes internados hasta que se los reubicara en un futuro predio. La Casa de Monjas, -espetó el legislador- tiene "los pasillos muy angostos. Si debe entrar una camilla lo hace con mucha dificultad, o definitivamente no puede ingresar. La calidad de atención es horrible. En la sesión les pregunté si las autoridades del hospital no admiten que hubo imprevisión y García Allende asintió con la cabeza, pero Roigé se dispersó en datos históricos intrascendentes", rememoró Giménez.

"Nadie cuestiona al futuro nosocomio infantil. Pero si se tira abajo un lugar, el Gobierno debió suponer qué hacer" con sus ocupantes.

Desde sus comienzos, el Foro de Salud Mental está compuesto por médicos, psicólogos, psiquiatras, sociólogos, asistentes sociales y terapistas ocupacionales. Pero el oficialismo, salvo esporádicas apariciones de la doctora Cristina Romero (jefa del servicio) y el edil Héctor Equiza, nunca tuvo voluntad de integrarlo, y lo ve más como una embestida opositora que un espacio para la discusión multisectorial.

En los pasillos de Palacio Municipal, se asegura que las pocas veces que el jefe comunal recibió a los miembros del foro les reprochó la exposición de sus errores en los medios y les aclaró que no cederá dinero del erario comunal para que un grupo minúsculo de facultativos hagan negocios particulares.

Paranoico, Lunghi conduce una ciudad con severos índices de suicidios y prefiere la inacción e improvisación antes que destinar partidas concretas para fijar la selección por concurso de los mejores profesionales que puedan diseñar una planificación a corto, mediano y largo plazo como bien merece Tandil.

No obstante, y gracias a la presión de estos especialistas, el Ejecutivo cedió 350.000 pesos en el presupuesto 2007 para la edificación de una nueva sala de internación, que compartirá la manzana de los futuros Hospital de Niños y el menos consentido Centro de Día, que a pulmón y sin ayuda oficial levanta a paso lento la dirigente Alicia "Tita" Brivio

BELLO Y GALLOTO: LA LECCIÓN QUE LA POLÍTICA NO APRENDIÓ

El suicidio es un acto de comunicación social. Muchos, antes de cometerlo, dejan cartas para inmortalizar un discurso directo, una aparente explicación a los deudos. Pero también queda flotando un cifrado indirecto, un rompecabezas a armar, un metamensaje a la sociedad. Los analistas creen que el lugar donde sucede el deceso, el método elegido y el momento, guardan implícitos muchos porqués. Cómo si la persona eligiera un camino siempre equivocado- también para que la sociedad escuche, tome nota y conciencia.

El 3 de diciembre de 2001, un hombre de 26 años llevó a Tandil a la primera plana de todos los medios nacionales con su sangre derramada por un escopetazo en la boca. Se llamaba Matías Bello. En el sillón del entonces intendente Julio José Zanatelli, se mató frente a las cámaras de TV y los flashes fotográficos. La prensa del país lo erigió como un fusible de la crisis más desgarradora de la historia argentina. Antes de gatillar, le contó a los periodistas lentamente cómo su vida personal y familiar, embargada por la miseria y un pasado carcelario, se había convertido en un suplicio. Dio un mensaje atroz y espeluznante del infierno que podía vivir una persona empujada al abismo de la pobreza.

El 28 de octubre de 2005, Ricardo Galloto -el tesorero municipal- acorralado por el escándalo de corrupción más suculento que se conozca en Tandil, se entrevistó con numerosos referentes sociales, políticos y religiosos de nuestra ciudad en medio de una profunda depresión. Quiso hablar con el intendente, lo llamó por teléfono varias veces, pero no logró su propósito. Su cadáver apareció en la ladera del Parque Independencia, a pocos metros de una plaza de juegos infantiles. Decidió terminar con sus días en esta tierra.

Ambos episodios, dramáticos y urticantes, únicos y diferentes, tienen dos aspectos comunes: la política local y el suicidio. El primero protagonizado por un desahuciado joven al que el contexto social le puso la soga al cuello, aunque haya usado un arma de fuego. Lo hizo en el centro neurálgico de la vida política local.

El segundo; una víctima con basta experiencia como funcionario de carrera en el área contable de la Municipalidad. Su desempeño en la Comuna, y la evidente responsabilidad en un delito de magnitud que involucró a los dineros de todos, fue el motor del fallecimiento no natural.

Sendos vecinos, dieron con sus reprochables decisiones una lección al corazón de la dirigencia vernácula. En un distrito donde tantos nombres y apellidos, algunos más conocidos y otros ignotos, se van de este mundo porqué así lo decretaron, por múltiples circunstancias. Y la política, que para muchos es el "arte de lo posible", hoy no está a la altura de las circunstancias. Hay muchos suicidios. Cada vez más. Mientras la reacción de quienes tienen el poder de revertirlo no llega.

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FARMACIA SIN REMEDIO


“Acento Propio" consultó a reconocidos profesionales del distrito, quienes mencionaron dos antidepresivos como indispensables para los pacientes depresivos que llegan a una primera consulta: Sertralina y Citalopram. Esto es una barrera de contención medicamentosa esencial que la gente no puede postergar en la fase inicial de un tratamiento. Ergo, no se trata de una droga para situaciones harto complejas. El paso de las horas sin algunos de estos psicofármacos puede derivar en una decisión drástica y luctuosa.

Pero el acceso gratuito e inmediato a estos productos resulta toda una quimera en nuestra ciudad. Así lo indicaron algunas fuentes a este medio. Para confirmarlo, un cronista de la Redacción llamó telefónicamente a la Farmacia del "Ramón Santamarina", en horario matinal de una jornada tomada al azar. Un empleado contestó: "en este momento no tenemos Sertralina. La otra semana puede llegar algún pedido. Citalopram, acá no se maneja". Lamentablemente, no resultó difícil imaginar las consecuencias que puede acarrear esta respuesta en una persona pobre hundida en un pozo anímico.

La "Sertralina" actúa sobre la "depresión, trastornos de pánico, obsesivo-compulsivo y estrés postraumático". Alguien con escasos recursos, muy probablemente sin cobertura social, debe gastar 85 pesos por 100 miligramos y 50 pesos por 50 miligramos (30 comprimidos). Un precio altísimo para muchos de los pacientes, que precisamente no quieren seguir viviendo, entre otros motivos, por flagelos como la desocupación y la miseria.

El Citalopram consiste en un "inhibidor potente y selectivo de la recaptación de serotonina neuronal" y actualmente está aprobado para el tratamiento de la depresión en 69 países. Cualquier farmacia privada cobra 50 pesos por 20 miligramos (28 comprimidos).

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Entendidos en la materia aseguran que resulta de vital importancia encarar este problema epidemiológico como política de Estado desde cinco aristas fundamentales, que no pueden prescindir de rigor científico, planificación seria y una decisión dirigencial que exceda los vaivenes partidarios.

Según miembros del Foro de Salud Mental, Tandil debería generar una Dirección Municipal específica que articule: un servicio de salud mental con –al menos- 20 camas para pacientes agudos; consultorios externos y un servicio de urgencias para asistir a personas depresivas (hoy la Comuna no cuenta con un automóvil para ir al encuentro de quienes necesitan ayuda inmediata); un plan de Atención Primaria abocado a la prevención; un espacio programático y continuo de formación profesional para residentes ; y un hospital de día (como el que está edificando "Tita" Brivio).

En cuanto a los recursos humanos, constituye un factor fundamental la incorporación de más profesionales con basta experiencia en la materia (al menos cinco psiquiatras), que estén acompañados por residentes y beneficiarios de becas.

Para Orbea, es menester “extender la capacidad de incidir en personas que por distintos motivos y edades no acceden al Hospital y al Servicio de Salud Mental, y que muchas veces terminan en lo peor. Asimismo se podría hacer un exhaustivo catastro psicofármacológico, ya que el cincuenta por ciento de los intentos de suicidios son por ingesta de medicamentos, generalmente salidos de la tan mentada Farmacia del Hospital Santamarina. Cabría también la posibilidad de hacer una verdadera correlación de casos y prescripciones de psicofármacos, que conseguiría mejorar la casi imposible predictividad del suicidio”.

También es necesario “llegar a todos esos tandilenses que de una manera u otra están ligados por distintos lazos al suicidado, y que el especialista y colega Roberto Urdinola llama ´los allegados´, que viviendo esas muertes como una herida insondable, no le pueden dar sentido a semejante acto. En muchos casos, los allegados al suicida han hecho todos los esfuerzos posibles pero no han podido quebrar la morbosa voluntad de muerte del sujeto en cuestión. Es allí donde las acciones en Salud Mental, y el psicoanalista en particular, pueden incidir devolviendo la particularidad de vivir frente a lo abierto de la muerte”.

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EL ANUARIO MAS NEGRO

2006 14 casos
-3 de enero. Un anciano de 85 años se quitó la vida en las proximidades de Sierra del Tigre.
-2 de abril. Un vecino de Gardel (56) se suicidó en la tranquera de un establecimiento rural.
-4 de abril. Otro oriundo de esa localidad murió tras descerrajarse un disparo.
-12 de abril. Un tandilense de 61 años terminó con su existencia física en el patio de su casa de Montiel al 100.
-5 de mayo. Joven de 22 años falleció tras dispararse con un revólver calibre 38 en Salceda al 1900.
-25 de mayo. Un chico de 21 años utilizó una escopeta calibre 16 para terminar con sus días en un predio agropecuario.
-11 de junio. Se incendió una vivienda en Chapaleofú al 2.500. Hubo un occiso de 69 años por inhalación de monóxido de carbono. La policía investigó cómo principal hipótesis el suicidio.
-25 de agosto. Las llamas ganaron una vivienda de Aeronáutica Argentina 930. Su morador, de 50 años, provocó el foco ígneo y pereció.
-12 de septiembre. Un joven se ahorcó en su casa de Piedrabuena al 700.
-28 de octubre. Una mujer de 44 años se intoxicó con la ingesta de medicamentos y murió.
-24 de noviembre. Un septuagenario concluyó su vida con un escopetazo en una propiedad agraria del cuartel XII.
-15 de diciembre. Hallan en Lisandro de la Torre 1075 ahorcado un hombre (62), cadáver que encontraron al parecer- una semana después del deceso.
-21 de diciembre. Con 72 años, un adulto mayor se disparó en la sien dentro de un inmueble de Arenales al 500.
-25 de diciembre. Un chico de 23 años se ahorcó en Reconquista al 100.

2007 9 casos en 2 meses
- 1 de enero. Un septuagenario usó un arma de fuego para concluir su vida cuando la ciudad todavía festejaba el Año Nuevo, en Panamá al 100.
-16 de enero. Una adolescente de 15 años se colgó de un tinglado ubicado en su casa de Cuba al 2000. Su hermana menor soportó el dramático hallazgo.
-24 de enero. En cercanías de María Ignacia se ahorcó un vecino de 75 años.
-1 de febrero. Un hombre de 28 años apareció colgado en su habitación, con domicilio en Perón al 1500.
-4 de febrero. A los 66 años falleció por muerte autoprovocada otro tandilense en Ugarte al 1700.
-8 de febrero. Con 91 años, terminó con su existencia un vecino en Almafuerte al 500.
-11 de febrero. Anciana de 90 años se asfixió con una bolsa de nylon en Sarmiento al 1775.
-13 de febrero. Un soldado voluntario de 21 años materializó su deceso con una pistola 9 milímetros, al parecer, propiedad de un familiar que integra la fuerza policial.
-25 de febrero. Hallan en Villa Laza el cadáver calcinado de una joven de 25 años. Estaba bajo tratamiento psiquiátrico.

* El listado de casos no incluye otros hechos policiales resonantes que vinculan a Tandil con el suicidio, llámese el fallecimiento de una mujer de 28 años que sufriera heridas gravísimas tras la explosión de una garrafa en su casa, en enero pasado. Aún se investiga si fue autoprovocado. Tampoco se mencionó el "intento" fallido de un hombre (35) que en octubre salvó su vida de milagro tras arrojarse de un octavo piso en el edificio de San Martín y Alem, y que terminó amortiguando su cuerpo con un toldo. Entre tanto, un policía oriundo de nuestro distrito se mató con su arma reglamentaria en Caleta Olivia.


Entrevista a JOSÉ STELLATO


A los 57 años el “Negro” más famoso corre de sus planes la locución y escribe en silencio un libro que recoge toda su vida periodística en Tandil. Mientras evalúa la posibilidad de ser él quien instale el primer programa erótico de la radio local -“ratonerías, pero sin llamados al aire, o muy pocos”- José Stellato explica a Acento Propio porqué la maquinaria mediática del oficialismo municipal conseguirá el objetivo de instalar al gobierno lunghista en la historia local. Pero también cómo la sociedad finalmente revelará la verdad por su cuenta. Sus amores y sus odios. Todo Stellato.

No es fácil ir al encuentro periodístico con alguien que desplazó comisarios, llevó a la Justicia a profesionales (con éxito a su favor), hizo temblar intendentes, concejales y hasta funcionarios provinciales y nacionales.

No es fácil. En última instancia, uno arrastra la ilusión de afrontar el desafío de entrevistar a José Ramón Stellato con la esperanza de un agónico recurso para hacerle frente: la expectativa de que el cazador, de tan acostumbrado a su profesión, no sabrá cumplir el rol inverso, el de presa.

Pero no es así. Apenas se enciende el grabador, el entrerriano, un pródigo en el arte de la palabra al que nadie -ni sus más encumbrados enemigos- le negarían sus virtudes radiofónicas (y otras) es, por su mirada torva, por el estilete preparado en la punta de la lengua y por sobre todo, por ese periodista crítico que lleva dentro y nunca descansa, un tipo que jamás flaqueará, aunque esta vez él no sea el dueño del micrófono.

Maestro en el arte de preguntar y de instalar incomodísimos silencios, forjada su erudición en un seminario de su Paraná natal, tiene desde el lugar de las respuestas una soltura al mismo nivel de una trayectoria que incluye la participación como pluma exclusiva en “El Atlántico” de Mar del Plata y su formación junto a íconos de la radiofonía nacional.

Algunos entrevén en su voz y estilo las marcas de Hugo Guerrero Martinéiz. Otros detectan en su rostro y sus pinceladas humorísticas la actualidad de Oscar González Oro.
En la práctica él es hoy, para muchos, la voz -¿la única?- que confronta despiadadamente al gobierno del doctor Miguel Lunghi, sin concesiones. Sin embargo sostiene que su misión va mucho más allá que una, dos –o las que fuere- gestiones de gobierno.

-¿Acaso no habla mal de nuestra sociedad que tenga que ser un periodista –usted- el más opositor al gobierno?
-No lo sé. Sí me consta que el gobierno municipal, por lo común, se llena la boca hablando de que está con la gente, sin embargo está del otro lado del mostrador. Y el periodista tiene que estar con la gente y no chupándole las medias del gobierno, que sería el poder. Ahora, yo, como periodista, siempre estuve del lado de la gente, ya sea cuando estuvo Gino (Pizzorno) o Zanatelli, Lester u Oroquieta. ¿Y por qué no también ahora? Ni qué hablar en los 70’ u 80…
-Ser opositor es un hábito suyo entonces.
-Ya le dije: yo trato de estar del lado de la gente, no de los políticos. Sobran ejemplos de razones para estar del lado de la gente. Los políticos en cambio prometen y difícilmente cumplen, aunque simulan como que cumplen. Ahora, si hay políticos inteligentes, sensibles y cumplidores y de avanzada…no hay problema en destacarlos.
Por eso mismo no se puede dejar de recordar promesas incumplidas.
-¿Por ejemplo?
-Como el tema de la sierras, cuando Lunghi dijo que se acabarían las explosiones en las sierras una vez que asumiera. ¿Y…? Solo hicieron un papelón a fines de enero de 2004… ¿y qué me cuenta del proyecto Piaras….?
-Cambiemos el eje entonces, la pregunta es: ¿por qué la sociedad no genera una dirigencia mejor?
-No sé. Habría que preguntárselo a un sociólogo. Somos una sociedad cómoda que critica a la dirigencia, pero no se involucra en política partidaria. Hace falta valentía, pero resulta más cómodo criticar al que se anima a participar. A mí me gustaría que en nuestra ciudad se revivan los espíritus participativos que dieron lugar a la Usina, la Universidad y, seguro, tendremos un “Tandil real” y no “soñado” que es un “sueño” de otros y, además, ilusorio.

Salando las heridas

Hace meses y con 57 años Stellato comenzó a reflotar todo el material periodístico que guardó a lo largo de dos décadas de profesión en Tandil. Y a partir de esos apuntes, entrevistas, recortes y otras valiosas piezas, noche tras noche en su casa tipo loft escribe un libro de vivencias personales. Y jura que antes de dormirse en medio de la paz de la zona de El Paraíso, en las afueras, reza hasta por el propio Intendente, su archienemigo, ese que según cuenta el propio Stellato lo tentó tres veces para que cerraran filas.

La primera es pública y bien conocida. Allá por fines de septiembre de 2003, un Lunghi vencedor del PJ merced a un puñado de votos quiso dejar en el olvido algunas de sus frases de campaña y señaló que los resquemores con algunos periodistas contra los que había cargado en la etapa proselitista “se arreglan con un café de por medio”.

El café se enfrió porque el “Negro” nunca se sentó en su mesa. Después, vinieron dos interlocutores, amigos en común entre Lunghi y Stellato y se fueron como vinieron, con las manos vacías.

Pero el acérrimo adversario de la gestión soñada dice que se divierte cada vez que en LU 22 Radio Tandil se enciende la luz de “En el Aire” de Primera Hora o Ultima Hora. Y sin que le tiemble la voz lanza otra infidencia: “nunca es negocio estar en el oficialismo”.
-Con eso se podría interpretar que su oposición a Lunghi no es tal.
-Es tal. Y hay radicales que saben la razón. Desde los 90 pueden dar fe.
-¿Lo pone mal esa situación controvertida permanente?, ¿o lo divierte?.
-La Radio y mi trabajo, en general, me divierten.
-Si las cosas son así se podría suponer que si ganara Néstor Auza usted pasaría automáticamente a la oposición?
-Seguiría siendo la voz de la gente. Nunca la del oficialismo.
-¿No le parece exagerado?
-No, porque el periodista tiene que ayudar a tener memoria y por eso puede hablar, por ejemplo, de tanta gente que pasó por el Ejecutivo o el Concejo Deliberante y no dejaron huella, caminaron sobre el agua.
¿Cree que el gobierno de Lunghi entrará en la historia?
-Si, va a entrar en la historia oficial y en la otra. La historia oficial se está tramitando, se está escribiendo a través de la maquinaria de seducción que despliega esta gestión. Es una gestión que impulsó un movimiento a través de los medios que nos quiere hacer creer lo que no es, por ejemplo lo del “Tandil Soñado” o la “nueva Colón” o “el nuevo Hospital”, temas todos de los que la gente, de a poco, se va dando cuenta. Sería más fácil para la gestión que la gente saque sus conclusiones a través de las obras reales. No se puede inaugurar un tomógrafo que no funciona sólo porque se cumplía el primer aniversario de un triunfo electoral…
-También ha sido durísimo con la nueva generación de funcionarios radicales.
-De algunos me molesta su arrogancia, pero tengo queridísimos amigos. Pasa que los que se manejan con soberbia y frases alambicadas es que porque son inseguros y creen que “hablando difícil” son superiores o generan más ascendencia en la gente.

Colegas

-¿Le gusta algún periodista de Tandil?
-Eduardo Saglul, Juan Carlos Gargiulo, Renis…
-¡Actuales, Stellato!
-Pensando en que tenemos una radio media caracúlica lo llevaría a Adolfo Campeggi.
-¿A Campeggi? parece su contracara.
-Si, pero para que haga algo “picantón”. También lo recuperaría a Rodrigo Revillo, a Javierito Pianta, a Leandro Elissondo, a Luisito Ventos.
-Con Marcelo Bettini usted hizo una buena dupla durante años.
-Para mí Marcelo es esencialmente movilero. Tiene una prodigiosa plasticidad, un muy buen manejo del idioma, sabe hacer una observación colorida, hace “ver” la noticia que no ven otros movileros. Rodrigo Revillo anda en ese camino, con otra coloquialidad. Pero además tendría en la radio a Celeste Giannibelli, a María Inés Mazza (¡volvé María Inés Mazza!), a Julito Varela…
-¿A Varela?, en otro programa.
-…En la Radio en general. No me importa que no tenga mi mirada, ni mi estilo. Además, yo estoy casi anarco. Mi peronismo es romántico.¿Sabe a quien tendría también?, a Guillermo…Tenaglia.
-¡¿Tenaglia?!
-Siiii….
-Para pelearlo.
-Para pelearlo. Aunque él tenga una opinión equivocada de mí...yo le tengo afecto. Es más, en su momento lo he propuesto…
-¿Qué provecho le sacaría?
-Es para mandarlo al frente… es grandote…es corajudo. Va ganando uno a cero de entrada sin ser un kamikaze. Es lo que me enseñaron y viví.

Negro de Radio

Si el director y propietario, Juancho Martínez Belza se lo “permitiera”, Stellato haría desembarcar en Radio Tandil “colegas y locutores”.

-¿Hacen falta?
-Es obvio que la Radio que estamos haciendo no es la radio que me gusta.
-¿Qué haría entonces?
-Desdeñaría a algunos y tomaría a otros. No le quitaría el trabajo a nadie. Quien quisiera aprender y crecer podría seguir, haría dictar cursos, tomaría un profesional para darle otra dinámica a las vinculaciones del personal. A los periodistas les enseñaría a redactar, les enseñaría sobre crónicas, informes, editoriales, reportajes. Yo lo tuve de profesor a Fito Graciano, y el nos dictaba una materia “Plástica ante Cámaras”. Esa asignatura tenía un capítulo dedicado a “Improvisación”. Te daba un tema absurdo y tenías que desarrollarlo, aún desde el absurdo, para tener agilidad llegado el momento de un bache en la transmisión.
-Nadie discute su formación, pero dicen que no es fácil trabajar con el Negro Stellato.
-Soy áspero…muy exigente. Algunos han dicho que no soy “hijo de puta” en ese sentido, sino que soy “nieto de puta”… soy un enfermo y en la Radio fomentaría cursos de dicción, de redacción, de idiomas (aunque sea la fonética del francés, alemán e inglés), de cultura general.
-¿Es verdad que va a ser candidato en algún momento?
-Creo que no. Me gustaría, sí, alguna tarea en el Ejecutivo. No en Prensa. En el 97 me midieron y como daba bien me ofrecieron algo, pero lo rechacé. En definitiva, lo mío es el periodismo. Y creo que desde este lugar le rindo más a la sociedad. Fijese que en el 2002, cuando Zanatelli renunció yo estaba de vacaciones y través de la Turca, de La Tablita, donde comía Zanatelli, el me invita a cenar. Dijo la Turca “…José… José… acá Zanatelli ha comprando un vinito muy rico que lo quiere compartir con usted… ¿por qué no se viene?”. Así que fui. Estaban él, su esposa, y la Turca. Le recuerdo que con él y sus funcionarios había tenido una relación pésima. Así que llegué y “Zanata” me dice: “mire, Stellato, estoy muy enfermo y me voy a Batán porque me tengo que curar, pero antes con esta comida y este vino le quiero agradecer lo que hizo por mí.
-¿Lo que usted hizo por Zanatelli?
-Si. Dijo “en estos 10 años nadie me ha pegado como usted pero lo escuchaba todos los días y así he cambiado muchas cosas en las que estábamos equivocados”. Así que nos comimos el charrasquito. Ese gesto me hizo reflexionar. Y como soy un gran “rezador” todos los días lo hago por él, como por don Juan Carlos Pugliese, Luisito Macaya, mis hijas, mis amigas y amigos y, por ahí, también por Lunghi y los suyos.
-¿Tiene la conciencia tranquila?
-Hipertranquila. No meo agua bendita. Me he mandado cagadas como cualquiera, pero he aprendido a pedir perdón si me equivoco. De todos modos, no es mi objetivo hacer mierda a nadie. Trato de no tomar al micrófono y a la Radio como armas. Pero, claro, volviendo al tema de los medios… hoy en día se llega a ellos por azar, no por conocimientos o capacidad. Hasta se busca la mano de obra más barata. Y si querés tener buenos periodistas, debes tomar gente con una capacitación media y formarla, no alguien que se crea periodista porque se compró un grabador. Pareciera que en Tandil para ser periodista sólo hacer falta comprar un grabador. Después se la creen, bastardean la profesión, arruinan el idioma y ningunean al oyente.
Frente a todo eso yo tendría un Manual de Estilo para esa radio, haría periodismo con jóvenes, con gente mayor, transmitiría las 24 horas y, por supuesto, una gerenciación artística y publicitaria diferente. Lo que pasa es que he hecho muchas propuestas pero… dejalo ahí “Acento Propio”.
Tengo que aprender, aún a los 57 años, a no ser escatológico y a morderme la lengua.
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Alumno dilecto del padre Alfredo Meyer, en Entre Ríos, José Stellato aprehendió una buena medida de la sabiduría del religioso y de su paso por el Seminario se llevó, entre tantos conocimientos, el placer de la lectura de los clásicos griegos y romanos. Orgulloso de la “formación enciclopédica de los 60” que lleva consigo, y de la suerte de haber recibido clases nada menos que de Cosmelli Ibáñez en Historia, Piscitelli en Epistemología y del cura Bianchi en Teología de los Medios de Comunicación, el locutor también se graduó en ironía -¿quién lo duda?- a través de estudios de “mayéutica y todo a través de los grandes filósofos y la forma de enseñar que aprendí en la Escuela Normal y el profesorado de Historia y Latín”.

“Soy de los últimos maestros formados en base a Pestalozzi. A 16 años ya había leido a Marechal, Lugones, Sarmiento, Borges, Cortázar, Hemingway, Calvino, Moravia, Carpentier y a los 24 ya había leídos dos veces el “Ulises” de James Joyce, el libro de los libros”.

Con ese bagaje, no resulta extraño que muchos recuerden una memorable entrevista a Carlos Menem en tiempos de la presidencia del riojano; al escritor Ernesto Sábato; al compositor Atahualpa Yupanqui, o el trato familiar que desde el micrófono con los Alfonsín. Pero el capítulo que más le gusta recordar es un encuentro revelador con Luis María Macaya, ya no el amigo sino el Vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires.

“Veníamos teniendo un diálogo fenomenal con Luisito, en el avión, y de pronto no recuerdo qué pregunta le hice y él, sin inmutarse me dijo “no sé, no tengo idea”. Fenomenal. Un ejemplo de la humildad que tanto falta en nuestros funcionarios.
Yo veo aquí a Matías Civale (Secretario de Hacienda de la Municipalidad), por ejemplo…que imita a Tito Maggiori, ¡a Tito Maggiori!, es inconcebible que alguien admire y pretenda ser como Tito Maggiori. Y que ambos sean tan soberbios tiene una sola explicación: son tipos inseguros. La soberbia, la arrogancia, es propia es de los tipos muy inseguros.
-Resulta difícil creerle que usted rece por Lunghi.
-No sólo por Lunghi: rezo por Lunghi y por todos los suyos.
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Mano a Mano con Juancho
Un fatalista diría que hay entrevistas que se pactaron para ver la luz pública sí o sí. Bajo esa concepción filosófica el reportaje de Acento Propio a Stellato sería inequivocamente uno de ellos. Porque en pleno diálogo con la figura estelar de la radio tandilense, en un bar del centro, irrumpió, sin tener la menor idea de lo que allí pasaba, Martínez Belza, “Juancho”, propietario de aquel medio y protagonista de una historia cargada de encuentros y desencuentros con su estrella periodística.

Apenas se acercó a la mesa para ofrecer un distraido saludo (Martínez Belza no había detectado el pequeño grabador digital en la mesa) Stellato señaló al patrón como ejemplo libertario en materia de propietarios de medios, ejemplo que, a su entender, no abunda por esta zona.

La disposición a sumarse al diálogo en cierto modo confirmó el halago.“Voy a aprovechar este momento para dejar un testimonio:”, dijo Stellato mientras Martínez Belza pedía un cortado, “Juancho, que sabe que las cosas que no me gustan se las digo, Juancho, con quien nos hemos insultado feo, es el tipo que más ha hecho últimamente por un periodismo independiente”.

-Perdón, Stellato: ¿Juancho Martínez Belza?
-Si… Y lo he dicho al aire. Aunque tenga asperísimas diferencias, puntos de vista irreconciliables con él. Ni lo discipliné ni me disciplinó, pero tengo 17 años de trabajo en la Radio y hemos crecido juntos (también envejecido) a despecho de que, para mi gusto, en algunos horarios dejamos que desear.
-¿Él permitió que disintiera con varios gobiernos?
-Juancho me permitió un horario que después conquisté… me lo gané. No le digo que nunca me presionó, pero yo sé que si me arrollido pierdo. Si te arrodillás, después te piden que cebés mate (y hay quienes lo hacen voluntariamente).
-Y eso que Juancho es oficialista.
-Martínez Belza (Juancho): si apruebo algo de alguna gestión es porque lo siento así. Con Roberto Mouillerón coincido muchísimo. Es el mejor intendente que podría dar el peronismo. Pero le pasa lo que a Pugliese: los reconocen afuera, pero aquí… no.
-Stellato: A lo que yo voy es que nuestra radio es tan independiente que hasta se puede permitir, en algunos espacios, ser oficialista.
-Juancho: no voy a negar que me inicié en política con el padre de Lunghi y yo era el enlace entre el Concejo Deliberante y el Ejecutivo. Pero eso no influye en nada con lo que hacemos en la Radio.
-¿La radio sigue siendo “el” medio en Tandil?
-Stellato: no me cabe la menor duda. A pesar de que a mi gusto nos hemos quedado, seguimos siendo el medio de mayor inserción, el medio más “consumido”. Somos un medio con liderazgo.
-Juancho: no se cómo se manejarán en otras radios, en otras localidades, pero nos escuchan más que a las am de otras ciudades. Y eso un poco genera bronca en gente de otros medios locales, tal vez porque los periodistas de Radio Tandil son más conocidos y la gente no toma como referencia a periodistas muy buenos de algunos diarios. Ya no hay más Favre, Varela, Gentile, Perone, etcétera, Si hoy le preguntan a la gente por periodistas nombra a los de la Radio y sobre el resto dice que no los conoce “porque no firman los de los diarios”.
-Stellato, usted ha estado solo y ha sido lapidario con mucha gente.
-No me resulta incómodo estar solo en un tema porque el que va primero siempre está solo. Los temas que he tratado en soledad luego fueron tratados por el resto de los medios: inseguridad, canteras, corrupción policial. Aunque no estaba solo: la gente me avalaba y me lo decía en la calle, a través de llamados telefónicos, etcétera.
-Martínez Belza: lo que pasa es que el Negro es un tipo muy capaz, muy preparado y se ha jugado mucho contra la corrupción policial, por ejemplo, y la Radio con él. El defecto que tiene es que se politiza, de lo contrario sería más eficaz para su ideología peronista.
-Stellato: Juancho, vos estás afiliado al Radicalismo y a eso no hay que negarlo pues estoy afiliado al peronismo desde los 16 años y si lo digo es para que la gente sepa desde qué lugar estoy hablando. Pero a su vez he criticado al peronismo también. Gino asumió en el 87 y colaboré con él, pero cuando entré en el 90 a la Radio y hubo que criticarlo lo hice… lo astillé. Juancho me dijo “che, pero es el intendente”, y yo no aflojé. No es “negocio” estar en el oficialismo

Antonino Pellitero: ENTRE LIBROS Y RECUERDOS


El 26 de agosto de 1993 se apagó la vida de Antonino Pellitero. Un día después, en la página 14 de Nueva Era, Julio Varela (para muchos la pluma más inspirada del periodismo local) escribió “Entre Libros y Recuerdos”, una evocación de la figura del célebre librero del Salón Parroquial. La nota, que por entonces tuvo una notable repercusión, formará parte de un libro sobre el que Varela trabaja por estos días -esta vez no será un texto teatral- y que incluirá sus mejores aportes a la crónica tandilense desde el vespertino local. Este es un adelanto del próximo libro de Varela.
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Si algo no le confesé a Antonino esa tarde era que, por curiosidad nomás, me había hecho la rata.
Que un hombre de su edad –sesenta largos por entonces- me dispensara confianza y una ternura que, sin ser la del abuelo, conmovía ya era demasiado para un joven de quince años, de pelo largo, jean gastado en los albores de una década, la del 70, donde atreverse a ser joven era casi un pecado.

-Ando buscando algo de David Thoreau o Dylan Thomas- dije buscando impresionar para que, prejuicios mediante, no viera en mi lo que podía trasuntar.

“La pinta es lo de menos” pareció decir Antonino en silencio. Al menos presentí algo así.
-“Dylan Thomas…algo creo que hay- dijo revelando saberlo casi todo. Era la literatura que se imponía en los ’60, la que hablaba de los paraísos terrenales, de la naturaleza como refugio, del poema como salvavidas. Antonino no escuchaba por entonces a Los Gatos, ni conocía a Lito Nebbia cuando nos decía que se iba a naufragar en una balsa y que estaba solo y triste acá en este mundo abandonado. Pero había algo en él, quizá esa mirada que poco a poco se iba apagando, que le transmitía a uno esa sensación de entender al otro a pesar de los años. Los libros eran un buen puente para eso y él lo supo usar muy bien.

Se entusiasmaba con los pedidos de los lectores. Cuando más raros, mejor. Entrando por Independencia a esa sala con historia, olor a humedad, un piso que crujía y un frío que mataba, uno divisaba a Antonino en un rincón, al fondo. Sobre su sien caía una lámpara de no más 40w, amarilla, tenue, que lo cobijaba como a aquella mujer desamparada de los “300 Millones” de Roberto Artl.

-¿Qué dice muchacho?- eran sus palabras de bienvenida. El itinerario de aquella librería de viejo lo memoricé ese primer día. A la izquierda, contra la pared, algunas revistas poco relevantes, unos libritos de bolsillo sobre truco, bochas, juegos de naipes. Enfrente, ya en los estantes, literatura pesada. Todo lo que sea política nacional e internacional. Antonino aconsejaba y de cada libro tenía un relato. Recuerdo La Historia de los Partidos Políticos, de Puigross, comprada allí, a un precio que daba vergüenza. Esa era otra característica. Imaginemos hoy el libro “El Jefe”, uno de los best sellers, a un valor de 1 peso y no 22 como debe valer. Así de increíble eran los precios, con la diferencia que él no vendía novedades sino verdaderas reliquias. Peor todavía. Más barato. Provocaba inhibición comprarle un libro a ese precio.
-Mire, Antonino, acá dice un peso pero debe estar equivocado.
-No, está bien.
-Pero escucheme…
-Es lo que está marcado.
-Bueno, igual le doy dos pesos, no puede ser tan barato…
-¿Qué dice ahí?. Un peso. Usted me paga un peso.
Y me ponía colorado de estar comprando, por ejemplo, un librazo documentado como operaba la CIA en Estados Unidos o esos ensayos de cine y de teatro (esa historia de Sadoul, el primer “Hamlet” que cruzó por mis manos, aquella vida de Chaplin) por solo monedas. Uno de más y Antonino se ofendía.
Sigamos el recorrido. Del otro lado del anaquel, los latinoamericanos de un lado y los ensayos más a la izquierda. Galvez, Sarmiento, Vida y obras. Crónicas apasionantes. Enfrente, mesa por medio donde estaban las Esquiú y Todo es Historia, entre otras, estaban los estantes de filosofía: de Descartes a Kant. De Aristóteles a Buber. Bajando la mirada aparecía el ensayo y la ficción argentina. José Ingenieros. Marechal. Borges, por supuesto. Pero lo que seducía era lo raro. Lo inconseguible. Por ahí había que ensuciarse un poco las manos, pero lo extraño aparecía.
-¡Antonino! –explotaba uno- mire lo que encontré acá!!!
Y Antonino se acercaba. Miraba. Y también exclamaba.
-Uuuuh…¿vio? Una reliquia –comentaba con legítimo orgullo.
Le explico: hablo de los libros y de su ubicación porque es una manera de describir a Pellitero. Ese era su mundo. Todo lo que estaba a su alrededor podía ser bello, malsano, espléndido u horroroso pero la vida estaba aquí, en esas paredes de un ocre triste que pedían pintura y esos techos altos, ese cielo en definitiva.
A la segunda o tercera visita, me dijo:
-¿Me cuida un rato el local? –Porque se cuidaba de no tutear. Es más: hasta de “don” me trataba simpática y cariñosamente.
-¿Qué le cuide la librería?
-Si, ya vengo.
Y Antonino salía por la puerta que daba al Estrada enfundado en un sobretodo largo.
Esa confianza que le dispensaba al desconocido provocaba algo de incomodidad. Era como si de pronto la librería se convertía en una cristalería obligando a no dar pasos en falso para no romper nada.
Se brindaba de tal manera, traslucía desde su hermetismo, de forma tan particular los afectos, que lo hacían único. Imposible fallarle.
Los domingos a la mañana, siempre con su gran amigo Isaza leyendo La Nación, se ponía a esperar el sol que, con migajas, entraba por la puerta. Todo momento era bueno para hablar con Antonino.
El ingreso en el Diario me llevó a verlo “en funciones”. Pensando en sorprenderlo, le dije
-Estoy en NUEVA ERA –
Se puso contento y a partir de ahí el diálogo casi siempre tuvo que ver con el periodismo. No ahorraba elogios ni críticas. Siempre con mesura. Especialmente, con sabiduría.
Cuando le pedí el primer reportaje, se negó.
-No, no me gusta. Compréndame.
-Pero usted tiene tantas cosas para contar…
-Sí, pero no interesan…
-¿Cómo que no interesan?

Y allí se desgranaba esa charla sin final, entre el ruego ansioso y la negativa serena. Realmente, no le gustaban las entrevistas. Si amaba esos aportes sin fotos ni pomposidades. Sus crónicas del pasado tandilenses tenían el vigor de la certeza, la calidez de la nostalgia.
El día que se tuvo que ir de Centenario vi a un hombre destruido. Los libros comenzaban a volar. Puso todo en liquidación.
-Vea: vino uno de Buenos Aires, sacó unas cajas del auto y se empezó a meter libros. Esta enloquecido. Claro, tan baratos, tantas reliquias…
-Está mal, Antonino, ¿no?
-Qué quiere que le diga. Esta es mi casa…
No lloró en ese momento… bueno, uno nunca sabe. Hay formas y formas de llorar.
En Alem, frente a los Bomberos, siguió recibiendo las visitas de siempre, Isaza, Rosita la vecina. Nadie más. “Era tan hermético, tan para adentro…”. Sin embargo, pese a ese comentario real, se lo notaba comunicativo. La vidriera, apenas abierta, mostraba solo los Esquiú. Ya no había casi libros para la venta. Ya no estaban los saludos de los tordos en otoño. La última vez que lo vi, siempre con su flaca bolsita de red para los mandados fue justo enfrente del Supercop. Hablamos del diario y la tecnología.

-Ahora, la computadora…
Lo corté y de impertinente le dije:
-Antonino: quiero hacer un libro con usted. No, no, ya sé que no le gusta. Pero hagamos una cosa. Yo prendo el grabador y usted habla, nada más.
-No, no me gusta. ¿Para qué?
Mis explicaciones no fueron convincentes. Ese domingo me despedí seguro que llegaría el momento que aceptaría. ¿Cómo un hombre con tanta historia, con tanto archivo en la mente y en las venas, no iba a dejar un testimonio escrito?.
-Lo voy a convencer, don Antonino.
No lo vi más. Se fue con la bolsita, caminando muy encorvado, con su vista perdida y gris. Un tiempo atrás me aseguró que andaba bárbaro y que comía bien. Ese día el panorama ya era otro pero no era cuestión de esperar el final. Había tiempo para un libro con Antonino.
No pudo ser.
Odio escribir en primera persona.
Suele ser una excusa que utilizan los periodistas para hablar de sí mismos y fanfarronear. Pero no encontré otra manera de hablar de ese hombre que una tarde, rata al colegio mediante, vio a un pibe con el pelo largo hasta los hombros, flaco y comelibros, le dio su confianza, su amistad si puede decirse y lo marcó desde ese día y para siempre. Gracias, en serio.

Julio Varela.