El desmantelamiento público en Salud Mental creció tanto como las tasas de suicidios. La peor pesadilla del Tandil Soñado: recuperó la tasa de fallecimientos autoprovocados como en la crisis de 2001. En el mismo período, Olavarría -con similar masa poblacional- no suma la quinta parte de las víctimas fatales locales. Sólo dos meses de 2007 nos acercan al número de occisos de todo 2006. Profesionales claman por planificación seria. El Ejecutivo, resentido por las críticas, se desentiende e improvisa. Hoy el servicio del "Ramón Santamarina" es una bomba de tiempo con pacientes atendidos en condiciones "infrahumanas". A menudo, en la Farmacia del hospital faltan antidepresivos indispensables para contener estas drásticas decisiones.
"Los suicidios son fenómenos individuales que responden a causas sencialmente sociales". Lo dijo hace 110 años el francés Emilie Durkheim, uno de los tres padres fundadores de la sociología, junto a Carlos Marx y Max Weber. Fue el primero que se desveló durante largas noches, con estadísticas en mano, ensayando explicaciones que determinaran porqué se quitaba la vida más o menos gente en diferentes puebos. Habló de un tal "suicidio anómico", para estudiar qué tenían que ver la frecuencia de los casos con las condiciones en que pasaban sus días las personas en un determinado lugar. Y fue muy osado al gritar que si bien hay una "predisposición psicológica" a terminar con la propia existencia, "la fuerza que determina el suicidio no es mental sino social".Leída así, cual manual de Ciencias Sociales, poco puede hermanarse esta tesis antológica con el río de lágrimas, el dolor inconmensurable, la sensación de que el mundo se viene abajo, la tristeza desconsolada, la sospecha a la cobardía. Tampoco con lo que sobrevuela a un cortejo fúnebre con deudos, familiares, amigos o vecinos de siempre en este rinconcito serrano de la provincia de Buenos Aires, cada vez que se entierra un miembro de la comunidad que decidió empujarse al abismo del descanso eterno.
Sin embargo, la teoría de Durkheim bien puede servir para que los números helados de la casa funeraria nos ayuden a entender -como diría el ama de casa de a pie- "porqué últimamente se está matando tanta gente" en esta ciudad con entrañas aún pueblerinas.
¿En qué está fallando la sociedad para asistir perpleja a picos estremecedores, en esta supuesta pequeña isla de boom económico y belleza elogiada por foráneos del país y el mundo?. Y por último, ¿qué deben hacer todos los actores de la ciudadanía para revertir la curva ascendente?. ¿Qué le adeudan las autoridades a sus representados en la materia?.
Cifras que paralizan
Tandil tuvo, en materia de suicidios, 14 meses estremecedores. Con 14 casos en 2006 y 9 en lo que va de 2007, el distrito alcanza la cifra de 23 víctimas fatales por esta causa. Para algunos profesionales, estamos frente a una “emergencia sanitaria sin parangones”.
Algunos de los occisos pasó alguna vez por el Hospital Municipal “Ramón Santamarina” u otras dependencias de la esfera pública, asistencia que –evidentemente- resultó infructuosa.
En sólo dos meses del corriente, los números sobrepasaron la mitad de todos los reportados durante el año pasado.
Si se hace un corte imaginario que acapare la veintena de casos desde enero de 2006 a esta parte, la tasa rasguña a los índices de los peores años de la crisis social, política y económica más tremebunda de la Argentina, llámese 2001-2002.
Según datros brindados por la Policía local, en 2004 se registraron 11 suicidios; cifra subió a 13 en 2005 para llegar a 14 en 2006.
De acuerdo a una pesquisa del psiquiatra Jorge Garaguso, en 2001 se registró en Tandil un índice del 14,8 cada cien mil habitantes, uno de los más altos del país. Del total de casos consignados entre 2001 y 2003, el 71 por ciento estuvieron protagonizados por hombres. La población con mayor riesgo comprendió a los menores de 25 años y a las personas de la tercera edad, algo no muy distinto a la actualidad.
De los 23 vecinos occisos por muerte autoprovocada en el último tiempo, 15 eran adultos mayores y 8 tenían menos de 28 años.
Si se pudiera medir el dramatismo de cada hecho, se recordaría, sin lugar a dudas, la muerte de una adolescente de 15 años que en enero pasado se colgó de un tinglado ubicado en su casa de Cuba al 2000. Su hermana menor tuvo que soportar el hallazgo.
De la masa total, es abrumadora la mayoría masculina en los negros episodios: 19 contra sólo cuatro femeninos.
Un dato: Si se repitiera el promedio de enero-febrero, con cuatro suicidios por mes, el año terminaría con casi medio centenar de hechos.
Pero para dimensionar la gravedad de un problema que amerita soluciones "no para mañana, sino para ayer", resulta clave comparar lo que sucedió recientemente en partidos bonaerenses que poseen una cantidad de habitantes cercana a la de este distrito, que ronda los 130.000 habitantes.
Desde enero de 2006 a febrero de 2007, en Olavarría (110.000 habitantes) sólo se registraron cuatro suicidios (tres en el pasado año y uno en el corriente), según lo señalaron a esta publicación fuentes de la Comisaría Primera de la ciudad de cemento. Esto implica menos del 20 por ciento de lo que se detectó en Tandil.
En Pergamino, donde residen 111.000 personas, se reportaron 9 muertes autoprovocadas en 2006 y sólo una en 2007, lo que concluye en una decena para el período señalado, de acuerdo a lo subrayado por voceros uniformados de la Jefatura Departamental.
Por otro lado, no debe soslayarse la gran cantidad de intentos de suicidio que no siempre aparecen en los informes brindados por la Bonaerense. En ocasiones, estos fallidos se dan en sujetos cercanos a alguien que llegó a su cometido.
Y por último, la onda expansiva anímica que arroja como saldo este tipo de muerte en el entorno directo e indirecto, no sólo con secuelas psíquicas y físicas, sino también con graves traumas en los aspectos sentimental, laboral y educativo del pasar cotidiano.
Modafari: "es cada vez más grave, y constituye un problema de Estado"
El doctor Martín Modafari, psiquiatra y miembro del Foro de Salud Mental, no titubea en afirmar que lo que está ocurriendo en Tandil es "un problema de Estado y salud pública", según dijo a Acento Propio.
"Un paciente con ideas suicidas no necesita sólo medicación, sino contención diaria e internación. Y más que eso, este es un problema de Estado y de salud pública. Es indistinto que la persona sea un jugador compulsivo o no, pobre o rico, niño, joven, adulto o anciano".
Para el reconocido especialista, "deben intervenir múltiples instituciones, un servicio de agudos y emergencias, un experto infanto-juvenil. Las camas del Servicio de Salud Mental (hospital) son pocas. A Tandil le falta un programa específico y un estudio de planificación serio, porque la situación es cada vez más grave, la ciudad cada vez más grande y los trastornos más agudos. También se necesita un estudio epidemiológico que detalle la realidad local".
A fines del año pasado, estuvo en la ciudad una eminencia en lo que hace a trastornos depresivos en el país y el mundo, el doctor Rodolfo Zaratiegui, quien ofreció disertaciones científicas. "Coincidimos en que la situación es muy preocupante, sobre todo por el grado de las patologías". En la ocasión, contó una experiencia recolectada en Glasgow (Escocia) donde el Estado impulsó un programa para "empezar de cero" por la excesiva cantidad de suicidios allí registrados.
“Hicieron un registro, formaron y especializaron a médicos de Atención Primaria, para trazar la primera barrera de tratamiento en pacientes depresivos, con medicamentos específicos (los más baratos y mejores). En tres años y medio bajó la tasa a la mitad. Se demostró que un proyecto político dirigido a la población, de alta y baja complejidad, funciona resolviendo el problema".
Casa de monjas, calvario de pacientes
La antigua casa de las monjas del nosocomio municipal es, desde que empezó a edificarse el futuro Hospital de Niños "Debilio Blanco Villegas", el predio sanitario que eligió la gestión radical para la internación y atención clínica de pacientes mentales. Posee ocho camas para agudos y el staff está integrado por tres psiquiatras, entre otras especialidades.
De buenas a primeras, se demolió la antigua sala y todo se trasladó a lo que muchos consideran un verdadero calvario para los enfermos.
El psicoanalista Angel Orbea, un continuo observador de la realidad local en términos de Salud Mental, denunció como pocos que el Gobierno de Miguel Lunghi tiene en este item un verdadero "capítulo censurado"; reveló que con la atención actual en el viejo predio cercano a la Guardia, la gente quedó "a la deriva". Allí los atendidos "son vulnerados en sus derechos humanos elementales" y los que atienden están hacinados, trabajando en un clima estresante.
Ahí fue alojado Pedro Tapia, el hombre que alcoholizado y armado mantuvo cautivos a sus hijos en su casa de Villa Italia, hecho de gran impacto mediático y que fue resuelto, tras largas horas, por el Grupo "Halcón". Off de record, altos funcionarios judiciales dejaron entrever su malestar porque la "Casa de las Monjas", en pésimas condiciones, era en nuestra ciudad el único sitio para albergar adictos al alcohol, como esta persona que cumplió una condena por asesinar anteriormente a su primera mujer. Y durante los días que permaneció allí, miembros del Poder Judicial local "cortaron clavos" por el riesgo que implicaba para sí y para terceros ese inadecuado centro de internación.
A partir de la demolición del edificio ubicado en Alem y Uriburu, surgieron "divergencias" entre los actores involucrados en lo mental y la Municipalidad, pues aquellos calificaron la decisión de "muy poco propicia", ya que se terminó trasladando el área al hogar de las religiosas, lo que –según el licenciado Orbea- "fue una medida totalmente inadecuada, pues no resiste la más mínima inspección sanitaria. La gente hace colas de hasta seis horas para ser atendida durante cinco minutos".
Tras un pedido de informes del concejal Juan Carlos Giménez (FPV), se supo que el presupuesto total del Municipio para 2007 en Salud Mental ronda los 350.000 pesos, con los que se hará una nueva sala de internación provista de 12 camas. Pero muchas incógnitas persisten en torno a los recursos humanos, ya que hoy el área está integrada por 18 profesionales y la mitad trabaja ad honorem.
"El Ejecutivo abandona sistemáticamente a la Salud Mental. Esto genera presión interna entre el propio personal y las consecuencias son pagadas por la población. Hay asistencia comunitaria pero falta el llamado Nivel 2; el nivel de la alta complejidad, internación, medicación y hospital del día para las patologías más graves", sentenció Orbea.
Desde el Foro de Salud Mental se propone la creación de una Dirección específica que articule los niveles 1 y 2 de atención, e integre a las ONGs en red. “Las prestaciones no cubren los más mínimos requerimientos de la población. Como ya se dijo, la falta de recursos y de un programa municipal llega a obstaculizar a la Justicia. Apelamos a que las autoridades tengan una comprensión diferente de la cuestión, ya que ahora se ve con una estricta mirada médico tecnológica, es decir, como un servicio más del nosocomio” agregó el académico.
Preguntado por el presupuesto que requiere la dependencia, el profesional opinó que "la Salud Pública de los tandilenses debe financiarse con el dinero de los contribuyentes, esto no admite discusión. Pero la Salud Mental en las políticas de Estado hoy está en un segundo plano. Por otro lado, hay que aclarar que la Salud Mental trasciende lo médico-psiquiátrico, ya que incide en el orden público, en la educación y las familias. Tandil no tiene hoy un lugar para la atención de niños (2 a 12 años) sicóticos y autistas. Facilmente ahora puedo reconocer más de 30 casos, que pueden generar gastos que se quintuplicarán con respecto a lo que hoy se invierte, y además generarán mayores padecimientos para los chicos, su entorno y la sociedad en su conjunto", finalizó Orbea.
Giménez: "el Ejecutivo actuó con imprevisión"
El jueves 8 de febrero próximo pasado, el director administrativo del Ente Descentralizado, licenciado José Luis Labaroní; el titular médico, doctor Oscar García Allende y su par adjunto Angel Roigé, acompañados por otros miembros del gabinete, fueron interpelados por el Concejo Deliberante por el desmanejo general que presenta desde hace tiempo esta entidad sanitaria tan cara a los sentimientos serranos.
En el debate que se prolongó hasta la madrugada del viernes, el médico y presidente del bloque del Frente para la Victoria, Juan Carlos Giménez, cuestionó en el recinto la "imprevisión" en que incurrieron las autoridades de Salud municipal al decidir la demolición del antiguo edificio de Salud Mental sin prever en qué condiciones estarían los pacientes internados hasta que se los reubicara en un futuro predio. La Casa de Monjas, -espetó el legislador- tiene "los pasillos muy angostos. Si debe entrar una camilla lo hace con mucha dificultad, o definitivamente no puede ingresar. La calidad de atención es horrible. En la sesión les pregunté si las autoridades del hospital no admiten que hubo imprevisión y García Allende asintió con la cabeza, pero Roigé se dispersó en datos históricos intrascendentes", rememoró Giménez.
"Nadie cuestiona al futuro nosocomio infantil. Pero si se tira abajo un lugar, el Gobierno debió suponer qué hacer" con sus ocupantes.
Desde sus comienzos, el Foro de Salud Mental está compuesto por médicos, psicólogos, psiquiatras, sociólogos, asistentes sociales y terapistas ocupacionales. Pero el oficialismo, salvo esporádicas apariciones de la doctora Cristina Romero (jefa del servicio) y el edil Héctor Equiza, nunca tuvo voluntad de integrarlo, y lo ve más como una embestida opositora que un espacio para la discusión multisectorial.
En los pasillos de Palacio Municipal, se asegura que las pocas veces que el jefe comunal recibió a los miembros del foro les reprochó la exposición de sus errores en los medios y les aclaró que no cederá dinero del erario comunal para que un grupo minúsculo de facultativos hagan negocios particulares.
Paranoico, Lunghi conduce una ciudad con severos índices de suicidios y prefiere la inacción e improvisación antes que destinar partidas concretas para fijar la selección por concurso de los mejores profesionales que puedan diseñar una planificación a corto, mediano y largo plazo como bien merece Tandil.
No obstante, y gracias a la presión de estos especialistas, el Ejecutivo cedió 350.000 pesos en el presupuesto 2007 para la edificación de una nueva sala de internación, que compartirá la manzana de los futuros Hospital de Niños y el menos consentido Centro de Día, que a pulmón y sin ayuda oficial levanta a paso lento la dirigente Alicia "Tita" Brivio
BELLO Y GALLOTO: LA LECCIÓN QUE LA POLÍTICA NO APRENDIÓ
El suicidio es un acto de comunicación social. Muchos, antes de cometerlo, dejan cartas para inmortalizar un discurso directo, una aparente explicación a los deudos. Pero también queda flotando un cifrado indirecto, un rompecabezas a armar, un metamensaje a la sociedad. Los analistas creen que el lugar donde sucede el deceso, el método elegido y el momento, guardan implícitos muchos porqués. Cómo si la persona eligiera un camino siempre equivocado- también para que la sociedad escuche, tome nota y conciencia.
El 3 de diciembre de 2001, un hombre de 26 años llevó a Tandil a la primera plana de todos los medios nacionales con su sangre derramada por un escopetazo en la boca. Se llamaba Matías Bello. En el sillón del entonces intendente Julio José Zanatelli, se mató frente a las cámaras de TV y los flashes fotográficos. La prensa del país lo erigió como un fusible de la crisis más desgarradora de la historia argentina. Antes de gatillar, le contó a los periodistas lentamente cómo su vida personal y familiar, embargada por la miseria y un pasado carcelario, se había convertido en un suplicio. Dio un mensaje atroz y espeluznante del infierno que podía vivir una persona empujada al abismo de la pobreza.
El 28 de octubre de 2005, Ricardo Galloto -el tesorero municipal- acorralado por el escándalo de corrupción más suculento que se conozca en Tandil, se entrevistó con numerosos referentes sociales, políticos y religiosos de nuestra ciudad en medio de una profunda depresión. Quiso hablar con el intendente, lo llamó por teléfono varias veces, pero no logró su propósito. Su cadáver apareció en la ladera del Parque Independencia, a pocos metros de una plaza de juegos infantiles. Decidió terminar con sus días en esta tierra.
Ambos episodios, dramáticos y urticantes, únicos y diferentes, tienen dos aspectos comunes: la política local y el suicidio. El primero protagonizado por un desahuciado joven al que el contexto social le puso la soga al cuello, aunque haya usado un arma de fuego. Lo hizo en el centro neurálgico de la vida política local.
El segundo; una víctima con basta experiencia como funcionario de carrera en el área contable de la Municipalidad. Su desempeño en la Comuna, y la evidente responsabilidad en un delito de magnitud que involucró a los dineros de todos, fue el motor del fallecimiento no natural.
Sendos vecinos, dieron con sus reprochables decisiones una lección al corazón de la dirigencia vernácula. En un distrito donde tantos nombres y apellidos, algunos más conocidos y otros ignotos, se van de este mundo porqué así lo decretaron, por múltiples circunstancias. Y la política, que para muchos es el "arte de lo posible", hoy no está a la altura de las circunstancias. Hay muchos suicidios. Cada vez más. Mientras la reacción de quienes tienen el poder de revertirlo no llega.
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FARMACIA SIN REMEDIO
“Acento Propio" consultó a reconocidos profesionales del distrito, quienes mencionaron dos antidepresivos como indispensables para los pacientes depresivos que llegan a una primera consulta: Sertralina y Citalopram. Esto es una barrera de contención medicamentosa esencial que la gente no puede postergar en la fase inicial de un tratamiento. Ergo, no se trata de una droga para situaciones harto complejas. El paso de las horas sin algunos de estos psicofármacos puede derivar en una decisión drástica y luctuosa.
Pero el acceso gratuito e inmediato a estos productos resulta toda una quimera en nuestra ciudad. Así lo indicaron algunas fuentes a este medio. Para confirmarlo, un cronista de la Redacción llamó telefónicamente a la Farmacia del "Ramón Santamarina", en horario matinal de una jornada tomada al azar. Un empleado contestó: "en este momento no tenemos Sertralina. La otra semana puede llegar algún pedido. Citalopram, acá no se maneja". Lamentablemente, no resultó difícil imaginar las consecuencias que puede acarrear esta respuesta en una persona pobre hundida en un pozo anímico.
La "Sertralina" actúa sobre la "depresión, trastornos de pánico, obsesivo-compulsivo y estrés postraumático". Alguien con escasos recursos, muy probablemente sin cobertura social, debe gastar 85 pesos por 100 miligramos y 50 pesos por 50 miligramos (30 comprimidos). Un precio altísimo para muchos de los pacientes, que precisamente no quieren seguir viviendo, entre otros motivos, por flagelos como la desocupación y la miseria.
El Citalopram consiste en un "inhibidor potente y selectivo de la recaptación de serotonina neuronal" y actualmente está aprobado para el tratamiento de la depresión en 69 países. Cualquier farmacia privada cobra 50 pesos por 20 miligramos (28 comprimidos).
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Entendidos en la materia aseguran que resulta de vital importancia encarar este problema epidemiológico como política de Estado desde cinco aristas fundamentales, que no pueden prescindir de rigor científico, planificación seria y una decisión dirigencial que exceda los vaivenes partidarios.
Según miembros del Foro de Salud Mental, Tandil debería generar una Dirección Municipal específica que articule: un servicio de salud mental con –al menos- 20 camas para pacientes agudos; consultorios externos y un servicio de urgencias para asistir a personas depresivas (hoy la Comuna no cuenta con un automóvil para ir al encuentro de quienes necesitan ayuda inmediata); un plan de Atención Primaria abocado a la prevención; un espacio programático y continuo de formación profesional para residentes ; y un hospital de día (como el que está edificando "Tita" Brivio).
En cuanto a los recursos humanos, constituye un factor fundamental la incorporación de más profesionales con basta experiencia en la materia (al menos cinco psiquiatras), que estén acompañados por residentes y beneficiarios de becas.
Para Orbea, es menester “extender la capacidad de incidir en personas que por distintos motivos y edades no acceden al Hospital y al Servicio de Salud Mental, y que muchas veces terminan en lo peor. Asimismo se podría hacer un exhaustivo catastro psicofármacológico, ya que el cincuenta por ciento de los intentos de suicidios son por ingesta de medicamentos, generalmente salidos de la tan mentada Farmacia del Hospital Santamarina. Cabría también la posibilidad de hacer una verdadera correlación de casos y prescripciones de psicofármacos, que conseguiría mejorar la casi imposible predictividad del suicidio”.
También es necesario “llegar a todos esos tandilenses que de una manera u otra están ligados por distintos lazos al suicidado, y que el especialista y colega Roberto Urdinola llama ´los allegados´, que viviendo esas muertes como una herida insondable, no le pueden dar sentido a semejante acto. En muchos casos, los allegados al suicida han hecho todos los esfuerzos posibles pero no han podido quebrar la morbosa voluntad de muerte del sujeto en cuestión. Es allí donde las acciones en Salud Mental, y el psicoanalista en particular, pueden incidir devolviendo la particularidad de vivir frente a lo abierto de la muerte”.
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EL ANUARIO MAS NEGRO
2006 14 casos
-3 de enero. Un anciano de 85 años se quitó la vida en las proximidades de Sierra del Tigre.
-2 de abril. Un vecino de Gardel (56) se suicidó en la tranquera de un establecimiento rural.
-4 de abril. Otro oriundo de esa localidad murió tras descerrajarse un disparo.
-12 de abril. Un tandilense de 61 años terminó con su existencia física en el patio de su casa de Montiel al 100.
-5 de mayo. Joven de 22 años falleció tras dispararse con un revólver calibre 38 en Salceda al 1900.
-25 de mayo. Un chico de 21 años utilizó una escopeta calibre 16 para terminar con sus días en un predio agropecuario.
-11 de junio. Se incendió una vivienda en Chapaleofú al 2.500. Hubo un occiso de 69 años por inhalación de monóxido de carbono. La policía investigó cómo principal hipótesis el suicidio.
-25 de agosto. Las llamas ganaron una vivienda de Aeronáutica Argentina 930. Su morador, de 50 años, provocó el foco ígneo y pereció.
-12 de septiembre. Un joven se ahorcó en su casa de Piedrabuena al 700.
-28 de octubre. Una mujer de 44 años se intoxicó con la ingesta de medicamentos y murió.
-24 de noviembre. Un septuagenario concluyó su vida con un escopetazo en una propiedad agraria del cuartel XII.
-15 de diciembre. Hallan en Lisandro de la Torre 1075 ahorcado un hombre (62), cadáver que encontraron al parecer- una semana después del deceso.
-21 de diciembre. Con 72 años, un adulto mayor se disparó en la sien dentro de un inmueble de Arenales al 500.
-25 de diciembre. Un chico de 23 años se ahorcó en Reconquista al 100.
2007 9 casos en 2 meses
- 1 de enero. Un septuagenario usó un arma de fuego para concluir su vida cuando la ciudad todavía festejaba el Año Nuevo, en Panamá al 100.
-16 de enero. Una adolescente de 15 años se colgó de un tinglado ubicado en su casa de Cuba al 2000. Su hermana menor soportó el dramático hallazgo.
-24 de enero. En cercanías de María Ignacia se ahorcó un vecino de 75 años.
-1 de febrero. Un hombre de 28 años apareció colgado en su habitación, con domicilio en Perón al 1500.
-4 de febrero. A los 66 años falleció por muerte autoprovocada otro tandilense en Ugarte al 1700.
-8 de febrero. Con 91 años, terminó con su existencia un vecino en Almafuerte al 500.
-11 de febrero. Anciana de 90 años se asfixió con una bolsa de nylon en Sarmiento al 1775.
-13 de febrero. Un soldado voluntario de 21 años materializó su deceso con una pistola 9 milímetros, al parecer, propiedad de un familiar que integra la fuerza policial.
-25 de febrero. Hallan en Villa Laza el cadáver calcinado de una joven de 25 años. Estaba bajo tratamiento psiquiátrico.
* El listado de casos no incluye otros hechos policiales resonantes que vinculan a Tandil con el suicidio, llámese el fallecimiento de una mujer de 28 años que sufriera heridas gravísimas tras la explosión de una garrafa en su casa, en enero pasado. Aún se investiga si fue autoprovocado. Tampoco se mencionó el "intento" fallido de un hombre (35) que en octubre salvó su vida de milagro tras arrojarse de un octavo piso en el edificio de San Martín y Alem, y que terminó amortiguando su cuerpo con un toldo. Entre tanto, un policía oriundo de nuestro distrito se mató con su arma reglamentaria en Caleta Olivia.
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