“A mí me hubieran quemado en la vía pública”


Las revelaciones son tan graves como terminantes. Quien fuera director médico del Hospital “Ramón Santamarina” en 2002 y 2003, Jorge Baigorri, habló con Acento Propio y fue seriamente crítico con la conducción que acaba de irse.
Falta de ética, impericia, mentiras e intolerancia son sólo algunos de los términos con los cuales el profesional denunció a su colega Oscar García Allende y al licenciado José Luis Labaroni.
Y no es todo: Baigorri también cuestionó el silencio cómplice de la Asociación de Profesionales y las persecuciones, sin pausas, al personal que se desempeñó en gestiones anteriores.


“Vos sos un animal, Jensen… ¿qué sabés de Salud Pública? Si sos ingeniero en sistemas…” El ingeniero Luis Jensen, Secretario de Acción Social de la Municipalidad, bajó la cabeza. No respondió. Los nervios lo sobrepasaban. Muy cerca, a centímetros del funcionario, un enjambre de periodistas era testigo de la durísima embestida. Eran tiempos de gestión del intendente Indalecio Oroquieta. El escenario: el despacho de la Presidencia del Concejo Deliberante. La fecha: mediados de 2002, el pináculo de la crisis más grave que atravesó la Argentina -y Tandil- en su historia.

“Dedicate a las computadoras. Andate. Sos un animal, una bestia. No tenés idea”. Mientras las palabras castigaban, pegado a Jensen, Jorge Baigorri, cirujano, entonces director médico del Hospital “Ramón Santamarina”, tragaba saliva: su compañero estaba recibiendo las descalificaciones más tremendas que algún funcionario hubiera recibido alguna vez. Y de boca de quien luego ocuparía su puesto. El mismo que, en la era “Lunghi”, se convertiría en la máxima autoridad del Hospital Municipal.

Baigorri nunca olvidó el regodeo gozoso de algunos medios con la situación. Ese día rogó a los cielos una sola cosa: que alguna vez se hiciera realidad una remanida frase… “siéntate en el umbral de tu vereda y verás pasar el cadáver de tu enemigo”.

El cirujano recuerda. Y una charla con Acento Propio fue su oportunidad para descargar sus denuncias, su memoria, su furia. Extrañamente, sólo una sola persona no fue víctima de sus cuestionamientos: el actual intendente, Miguel Lunghi. “Hay que reconocer que tuvo iniciativa y voluntad política de llevar adelante las cosas. Bien o mal, lo hizo”, dijo del jefe comunal.

Inmediatamente después, los ataques serían virulentos y constantes. “Pero los tipos que [Lunghi] puso no tuvieron ni siquiera capacidad de pensamiento. No supieron decirle, al menos: `Vamos a poner la silla en otro lugar, pintar esa rayita o cambiar una lamparita´. Yo no sé si no los dejaban o si carecían de los cojones suficientes para hacerlo”.

Ahora, en junio de 2007, Baigorri lo cuenta con una fantasía hecha realidad. “Estoy en el umbral de mi casa… y veo pasar sus cadáveres”, dijo a Acento Propio, sonriente y satisfecho. Más aún: en la noche del 6 de junio, jornada de la caída de García Allende y Labaroni, los vecinos del cirujano juran haberlo visto feliz, en un conocido restaurante, pegado a la vidriera, brindando con champán.

Cosecharás tu siembra

Sucede que la vida le dio revancha: hoy, Baigorri sigue siendo director médico -en el Hospital Municipal de Tapalqué- mientras García Allende y Labaroni no tuvieron más remedio que presentar su renuncia a la conducción del Hospital “Santamarina”, en medio de una descalificación generalizada y profunda.

Pero la vindicación de Baigorri tiene filamentos mucho más largos. “Si yo hubiera cometido el uno por ciento de los errores que hicieron estos tipos, me quemaban en la vía pública”, denuncia el cirujano, ofuscado, e incluye en sus acusaciones a la dirigencia de la Asociación de Profesionales del Hospital, nucleamiento gremial del centro asistencial, que pasó de un combativo perfil durante la gestiones de Zanatelli y Oroquieta para, según su óptica, “arrodillarse y callarse la boca” ante la llegada de Lunghi. Cuando cuestiona, Baigorri también se refiere, especialmente, a Sofía Gil y Cristina Grill: dos profesionales que le hicieron “la vida imposible” y después “fracasaron” de la mano de García Allende y Labaroni.

“Esos que nos masacraron, esos que tanto maltrataron a nuestra administración, han borrado totalmente de su memoria muchas cosas. Por ejemplo, que en esa época se cayó el país, se destrozó, que no había un centavo y que, en ese entonces, estos tipos que después llevaron al Hospital a la ruina nos exigían champán francés y caviar ruso. Ahora están calladitos. Ahora, con mucha más plata que nosotros, ¿qué hicieron? Obsecuencia. Fueron títeres del Intendente: Lunghi levantaba un dedo y ellos hacían la mueca que el jefe quería. Así terminaron.”



Historia de persecuciones y pase de facturas

Para Baigorri hubo una clave: “la soberbia”.
-Muchos de lo que antes nos criticaban actuaron con tanta soberbia, tanta intolerancia y tanto autoritarismo en el manejo del Hospital que, cuando les tocó a ellos, fueron los peores. Sembraron el terror y el miedo. No manejaron nada y la consecuencia es una anarquía total.

-Suena raro esa contraacusación de autoritarismo, porque este término era precisamente el que más se usó para castigar su conducción hospitalaria en el mandato del intendente Oroquieta.
-En nuestra gestión no hubo autoritarismo. Hubo orden, y se mandaba con el ejemplo. Nunca perseguimos a nadie, ni mucho menos discriminamos. Y puedo dar testimonio de lo que vino luego porque me baso en los hechos que sufrí. Nada más.

-¿Qué le hicieron?
-Sufrí persecución política y personal. Aplicaron cualquier cosa en mi contra para destruirme en la dirección del Hospital. Las consecuencias fueron un sumario y una suspensión de siete días, que hoy está en juicio en el fuero contencioso-administrativo. Quisieron destruirme. La verdad es que la pasé muy mal hasta que el ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires me ofreció hacerme cargo de la dirección médica en Tapalqué. Ahora… ¿usted necesita saber más? ¿Es necesario? ¿No sabe acaso qué sucedió con Cecilia Juliarena (N. del R.: abogada, a poco de asumir Lunghi pidió el pase a otro sector de la planta municipal porque habría recibido incesantes apremios desde la plana política del Hospital) o Gustavo Mengarelli? (N. del R.: contador, ex director administrativo hospitalario. Dio de baja a su teléfono celular y se niega a hablar con los medios de prensa de la ciudad por temor a represalias del jefe comunal).

-¿Por qué tanta saña?
-Tenían que sacar del medio todo aquello que les molestara, que les pudiera hacer sombra o constituirse en una voz en contra de lo que hacían. Porque como no tienen ningún programa de salud, no tienen idea de lo que es la salud pública, no tienen idea de lo que es la administración de un hospital, ni de cómo se maneja la salud en general, entonces, claro, hay que correr del medio, hacer desaparecer, al costo que sea.

-Y en el caso suyo, ¿por qué se tomaron revancha?
-No sé…les molestaría mi cara, mi presencia o directamente que yo viera lo que hacían y levantara la voz en contra… Bastaba eso para que se irritaran y trataran de destruirme bajo cualquier punto de vista. Les molestaba mi opinión y que les marcara los casos que ellos antes cuestionaban

-Doctor, se supone que la diferencia era ideológica: usted representaba “otro modelo”.
-Otro modelo, otra cara, otra idea; pero yo hoy día les marco lo que decían supuestamente que estaba mal, y ellos al final hicieron lo mismo. Por ejemplo, a Luis Jensen lo cuestionaron por ser ingeniero en sistemas. Y pusieron un licenciado en administración de empresas (Labaroni) que destrozó todo lo que estaba a su paso. Fue tremendo, arrasó con todo, pero absolutamente con todo. Persiguió a la gente, sin la menor idea de lo que estaban haciendo ni por qué. ¡Y lo tuvieron de subsecretario de Salud y director administrativo del Hospital a la vez! Ahora les pregunto: ¿qué diferencia tenía con Luis Jensen en eso de que tenía un título que no estaba relacionado a la administración hospitalaria? Que me digan… A su vez, el doctor García Allende me cuestionaba porque yo era director del Hospital y jefe de quirófanos al mismo tiempo, ¡y él luego fue director y jefe de cirugía general a la vez! ¿Se da cuenta?

Cardiología, la gran estafa

-¿Le va bien en Tapalqué?
-Si, me va muy bien.

-¿Siente que la vida le dio revancha?
-Sí. Y la realidad es que me fui con la frente alta, mirándolos a los ojos; manteniendo un ideal, una opinión. Siempre se hicieron las cosas de frente. No practiqué el ocultismo. Me manejé con la verdad, y de acuerdo a las normas. Ellos, en cambio, se fueron echados como perros. Hicieron todo mal: siempre con ocultismo, siempre tapando. En ningún período hubo tantos juicios por mala praxis como en este. Nosotros no tuvimos juicios. Es más: ellos hasta incorporaron gente que se había echado por cobrarle a los pacientes (el resonante caso de un cirujano al que luego no tuvieron más opción que también volver a echar porque volvió a cobrarle a un paciente oncológico). En definitiva, rompieron todo tipo de reglas y normas. No cumplieron con las ordenanzas, ni normas de convivencia, ni de trabajo dentro de un Hospital. Son totalmente inmorales. Y no tienen idea de lo que hicieron, sin planificación, sin preparación; por eso el Hospital es una anarquía, pese a que la institución no tiene la culpa. La culpa es de la dirigencia.


-El gobierno dice que hubo avances sustanciales en materia de salud pública y de presupuesto hospitalario.
-Podrían hablar de que el presupuesto pasó de siete millones y medio a 21 millones de pesos, y que inauguraron dos salas, pero le juro, si yo hubiera cometido el uno por ciento de lo que hicieron ellos a mí me queman en la vía pública. Estos mismos, los que ahora se están yendo.

-¿Por qué fracasó esta gestión?
-Porque no saben lo que tenían que hacer, no tienen idea. Y eso que contaban con todo el apoyo político y toda la plata del mundo: fíjese hoy, tienen 21 millones de pesos y tienen semejante carencia de ideas que el Hospital cierra con déficit. ¿Sabe con cuánto ejercí yo la dirección? Con siete millones y medio de pesos, pero para toda la salud de Tandil.

-¿No va a reconocer que algo deben haber avanzado?
-No. No avanzaron nada. O sea… sí, terminaron el plano que les dejó Oroquieta sobre lo que yo pensaba que se debía hacer en lo que hoy es la Sala de Internación de Clínica Médica -nosotros teníamos menos camas de lo que ellos plantearon, pero el proyecto era el mismo- y también hicieron la gran estafa a la población: la modernización de Cardiología, que está cerrada. La inauguraron sacándole 180.000 pesos a la gente, supuestamente para comprar monitores. ¡Pero ahora salió a luz que esta cerrada! Pensé que funcionaba. Entonces… ¿dónde está la plata? ¿Qué hicieron con el dinero?

-Desde el gobierno dicen que avanzan hacia una medicina de excelencia.
-¿Sí? ¿Y por qué llueven los juicios por mala praxis? ¿Sabe lo que pasa? Mienten. Son mentirosos. Y son tan soberbios que se creen que, pese a esa soberbia y mentira que tienen, la gente les cree. Pero fracasaron. Porque no saben mandar, y no tienen autoridad ética ni moral para hacer nada. Ninguno de ellos. No tuvieron autoridad ética ni en el pasado inmediato, ni en el presente, y no la tendrán en el futuro. Son así.

-¿Está seguro que la gente no les cree? Mire que, salvo ejemplos puntuales de la oposición, no aparecen tantas voces críticas.
-La gente no les cree. Pero hay que ver que siempre tuvieron la última palabra, y se creen que porque son el “doctor Fulano de Tal”, o porque hablan mejor, les van a creer. No es así. A la larga, fíjese qué pasó: nunca se reunió el Consejo de Administración. Y el CATA -Consejo Técnico Asesor- se reunió en contadas oportunidades. El ex director hasta hizo sacar un artículo de la carrera profesional, el que exige que sólo puedan concursar aquellos que tengan más de 500 horas en un curso de administración hospitalaria. Esa era la condición para poder acceder al concurso. Y el doctor García Allende dijo que alguno lo podría tener, pero que en definitiva puede presentarse cualquiera. Con eso quedaba posicionado él para ganar el concurso de Director Médico. Pero no hay que preocuparse: estoy seguro de que, políticamente, ni este Intendente ni ningún otro va a liberar por concurso el cargo de director médico.

-¿Por?
-Porque es así. Cuando yo estaba en la Asociación de Profesionales del Hospital “Santamarina” pensaba que ese lugar tenía que ser cubierto por concurso; hoy, después de pasar por la función pública y política, pienso distinto. Creo que tiene que haber una sintonía entre el Intendente y el director del Hospital, porque si sos opositor, te cierran los grifos de dinero, y no podés hacer absolutamente nada.

-Por lo visto usted no va a dejar pasar una…
-Algunos me dicen que no tengo que tener revanchismos. Pero yo no olvido, tengo memoria, y no me voy a olvidar de lo que hicieron y lo que dejaron de hacer. No me voy a olvidar de que, después de que nosotros nos fuimos, ellos hicieron cosas mucho peores y nadie -pero absolutamente nadie- ni desde la Asociación de Profesionales ni de la oposición política ni del mismo periodismo hicieron la menor mención para denunciarlos. A nosotros nos dieron con un caño permanentemente. Y estos hicieron las macanas más grandes y nadie dijo absolutamente nada.

-Si está cayendo este modelo de gestión hospitalaria, ¿cuál sería lo mejor de aquí en más?
-Buscar gente que realmente quiera al Hospital; ojo: que realmente lo quiera, no que diga que lo quieren. Buscar gente que sepa lo que tiene que hacer, gente formada en administración, en salud pública, que proyecte hacia el futuro. Porque la salud pública no es el Hospital. El Hospital es parte y es efector de la salud pública.

Un médico a la derecha, por favor

En esto del “amor” al Hospital, el doctor Baigorri parece convencido de que la conducción que acaba de irse es “hipócrita”. ¿Qué buscaron entonces durante todos estos años? “Protagonismo”, opina, categórico, Baigorri. “Protagonismo, manejo político y poder. Nada más que eso. En una sola palabra: figurar”.

-¿No tienen una formación adecuada?
-No tienen nada. Tienen un librito colorado con el que hicieron una campaña hace cuatro años, pero la solución no es agregar camas. La salud pública es la prevención y el bienestar. Y hay que buscar a los mejores, en forma independiente de diferencias políticas y odios entre la gente. Hay muchos preparados para eso, capacitados, que han hecho cursos, que poseen experiencia. Gente capacitada hay mucha más de lo que se cree.

-Tal vez usted fue ubicado como más derechoso. Y eso lo tornó más vulnerable ante la opinión pública.
-¡Pero si ellos son más derechosos que yo! Fíjese el autoritarismo que tienen… sino ¿cómo se explica que hagan y deshagan las cosas a su antojo? A mí me hicieron un sumario del que me enteré cuando ya estaba todo cocinado… ¿y la sacada de Mengarelli?, ¿de Cecilia? ¿La persecución, sanción y discriminación que aplican sobre la gente sin que nadie diga absolutamente nada? Eso es ser más derechoso que nadie. Eso es autoritarismo. Es impunidad.



-Si fuera tan así, la gente tomaría conciencia.
-Es que la gente está tomando conciencia. Siempre y cuando llegue la información, como corresponde, a la sociedad. Pero no nos olvidemos que hay mucho periodismo comprado o tapado.

-Algunos vislumbran que hay Lunghi para rato.
-Sí.

-¿Lo asusta?
- Me preocupa. A mí no me da miedo Lunghi, en realidad, me preocupa. Y me preocupa más aún que no se hagan las cosas que corresponden desde la oposición, como el peronismo o justicialismo, o como quiera llamárselo. No hay que tenerle miedo. Sólo hay que respetarlo. Pero hasta ahora nadie hace nada, pese a que ellos mismos, los radicales, dicen que hacen maquillaje. Si se saca el maquillaje, abajo no hay nada. Además, en salud pública eso es más dramático, porque hay persecución a la gente que trabaja en Atención Primaria. Un área que no existe, que no tienen asistencia de ningún tipo.

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