T.P.S: Todo para Saladillo


En medio de la reactivación económica, en 2005 Tandil dejó escapar una inversión productiva única en la región. Por los desmanejos políticos y las trabas administrativas, la ciudad perdió puestos de trabajo para decenas de vecinos y una potencialidad industrial notable en pleno crecimiento. La ventaja se mudó a Saladillo: allí la compañía ya invirtió 5 millones de dólares y empleó a 70 personas, aunque promete tomar más personal en los próximos meses. "Estamos super conformes", exclamó un funcionario de esa Municipalidad.


Thyssen que anda bien

Es una de las grandes frustraciones de Oscar Maggiori. Cuando un periodista sólo se lo balbucea, el ingeniero entra en cólera. Junto con el proyecto de fabricación porcina "Piaras" -que mostró eufórico el secretario de Desarrollo Local por sus presuntos futuros beneficios al desarrollo de María Ignacia- "Thyssen Plastic Solution" (TPS) resulta una herida que impactó duro en la ciudad. Y, además, caló hondo como mensaje para los inversores que alguna vez pensaron en Tandil como destino de sus proyectos.

TPS, la empresa que en 2005 se fue de Tandil por la puerta de atrás, en medio de un clima político enrarecido, hoy es sinónimo de pujanza económica en Saladillo.

“El otro día viajaba por la ruta, miro al costado y veo la planta inmensa que tiene Thyssen. Me agarraba la cabeza, qué iba a hacer", comentó al pasar el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, seccional Tandil, Carlos Reyes, todavía lamentándose por la chance desperdiciada. El mismo sentimiento aún perdura en muchos dirigentes de la ciudad.

Algunos números testimonian por qué aquella estampida productiva resultó tan perniciosa.

El año pasado, las inversiones privadas registradas en la Provincia alcanzaron los 9.680 millones de pesos ( 3.110 millones de dólares), el triple que hace sólo dos años, lo que constituye el registro más alto en los últimos seis, de acuerdo a los últimos índices del Ministerio de la Producción bonaerense, que conduce Débora Georgi.

Las inversiones en formación de capital durante el último año se distribuyen entre ampliaciones de la capacidad instalada de unidades existentes (60 por ciento, 5.780 millones de pesos) y nuevas radicaciones; es decir, construcción de nuevas plantas industriales, comerciales y/o de servicios (40 por ciento, 3.900 millones de pesos).

El informe oficial marca que "se destaca una mayor participación relativa de las inversiones de firmas extranjeras con respecto a las nacionales sobre el total invertido y representaron un 65,6 por ciento del total de anuncios de proyectos".

Pues en este contexto, TPS juega (entre otras compañías) un papel central. Según la administración bonaerense, la planta de silos bolsa ya implicó un desembolso privado de “5 millones de dólares”.

De todas maneras, el convenio firmado con la Comuna de Saladillo estipula que esa cifra ascenderá a los "20 millones de dólares” y será fuente de trabajo para “veinte empleados en los primeros seis años de vida como mínimo". El último punto ya quedó sin efecto: en menos de 12 meses la firma empleó a 70 personas, casi tres veces el número acordado.

"En Tandil los manosearon"

Acento Propio quiso conocer en detalle qué se estaba perdiendo este polo productivo sin Thyssen. Para averiguarlo, esta publicación consultó a José Trentino, director de Producción de la Municipalidad de Saladillo, quien a poco de comenzada la entrevista mostró su satisfacción por la apuesta que hizo dicha Comuna al atraer estos capitales. Los registros de ventas parecen darle la razón: "Ahora está saturada de pedidos, y están funcionando a full", reveló.

Luego, señaló que "por falta de camiones y el problema del piso, la gente del campo está volcándose claramente a ese producto, porque permite almacenar los granos durante un largo tiempo, para luego trasladarlos a la ciudad en momentos de mayor viabilidad en cuanto al transporte".

"Prácticamente la totalidad del personal pertenece a nuestra ciudad", recalcó el funcionario, pues la decisión que "en su momento tomó el intendente (el “correligionario” Carlos Gorosito) resultó importantísima. Cabe aclarar que la Comuna hizo una inversión muy grande, pero hoy se está justificando", valoró.

Trentino destacó que, pese a que la compañía apuntó a la elaboración de silos bolsa, proyecta en el corto plazo ampliar su oferta al "caño de termofusión; que sumaría cantidad de empleados como producción general". Más tarde fue tajante: "TPS está desbordado por la gran cantidad de solicitudes" que requiere el mercado.

La Municipalidad de Saladillo afiló el sentido de la oportunidad y creó las condiciones para convertirse en un imán del emprendimiento. "Se compró un terreno de cinco hectáreas y media sobre el acceso a la Ruta 51 (ex Antigua Estancia "Don Roberto", a la altura del kilómetro 187) y realizamos las gestiones necesarias para asegurar la potencia de energía eléctrica que una planta de esta dimensión exige". De esta manera, el lote fue cedido por el Estado local en comodato por un plazo de 10 años, a condición de que TPS continúe su marcha en el partido. Caducado ese período, quedará en manos del propietario de la firma.

Así lo consensuaron todas las fuerzas partidarias, inclusive las del Concejo Deliberante. "Se asumió, como una política prioritaria de gobierno, el fomento, incentivo y apoyo a emprendimientos productivos que traigan aparejados, directa e indirectamente, beneficios para la comunidad, que puedan crear puestos de trabajos y acrecienten la importancia económica del partido en la región, la provincia y el país", pregona el convenio.

Si bien el director saladillense evitó ahondar en los pormenores políticos que llevaron a la firma a salir de nuestras sierras para radicarse en ese distrito bonaerense, no olvidó que "la empresa se vio muy manoseada en Tandil".

Paralelamente, Trentino no dudo en marcar su "satisfacción" por los frutos económicos que viene dejando Thyssen, a la luz de que "la táctica de la compañía es tomar gente joven egresada de los colegios técnicos, así como egresados de nivel terciario y facultades, sobre todo ingenieros. Tienen personal bien capacitado y pagan muy buenos sueldos. Inclusive, algunas personas dejan otros trabajos cuando encuentran la oportunidad de ingresar en TPS. Se respetan todos los beneficios sociales, y se desenvuelven en turnos corridos de ocho horas. Estamos superconformes, porque no tienen personal en negro y tampoco explotan a sus operarios", agregó.

También echó por tierra que se produzcan daños al medio ambiente como efecto colateral, un punto que por estos pagos generó cierta polémica. "Para nada", dijo. "Ni siquiera generan humo, pues todo funciona con electricidad y material importado".

Si bien el mercado interno argentino se plantea fuertemente favorable, TPS contempla entre sus objetivos a mediano plazo -agregó- "la exportación al Mercosur".


Memoria para no repetir

El desplante oficial al titular de la entidad privada, Claudio Zichy Thyssen, fue un hecho a guardar en la memoria tandilense para no volver a tropezar con la misma piedra.

"Yo, personalmente, fui a la intendencia y en la recepción de promoción industrial no nos atendieron. Dejamos el número de teléfono para que el responsable (Oscar Maggiori) nos llamara. Nos quedamos almorzando en Tandil, pero nadie respondió". Ese mismo día, el viernes 29 de abril, el empresario decidió levantar el emprendimiento de nuestra ciudad.

"El funcionario público que tiene que dedicarse a promover la industria debe estar presente o, por lo menos, llevar el apunte. Debe escuchar cuando uno quiere presentarse", eran las declaraciones de Thyssen a la AM local.

Para colmo, el jefe comunal lo dejó “plantado”. “Para hablar con el intendente fui personalmente cuatro veces y nunca lo encontramos. Después nos mandaron al Parque Industrial, hasta que, por intermedio de una radio y otra gente, nos abrieron las puertas”.

Pero, según Thyssen, ya era demasiado que soportar: “Siempre parecía que entrábamos en una calle sin salida cuando intentábamos hablar del proyecto”.

Fue, instaló y ganó


“Vini, Vidi, Vici” (“Llegué, Ví, Vencí”), contó Julio César al senado romano su clave para derrotar al rey Farnaces. “Llegué, Vi, Gané” podría ser la frase del conde Claudio Thyssen en Saladillo dado el éxito de su emprendimiento en esta localidad bonaerense en la que decidió asentar su proyecto luego de que en Tandil, desde la Comuna, se le fueron cerrando las puertas, desplante tras desplante.

Pero llamativamente,o no, en Saladillo, todos se consideran ganadores.
Mientras nuestro secretario de Desarrollo Local Oscar Maggiori (foto) ostenta el inexplicable y trágico mérito de haber logrado ubicar a Tandil en el fondo de la tabla de las radicaciones industriales que se hicieron en el territorio bonaerense (pese a contar Tandil con un potencial mucho mayor al resto: ubicación, transportes, mano de obra, perspectivas de crecimiento, inversiones, etcétera) en aquella ciudad del noroeste provincial los trabajadores -y el resto de Saladillo- también interpretan que hicieron negocio.

“Debo reconocer que lo que Thyssen significó algo espectacular para nuestra ciudad”, dijo sin ningún titubeo el delegado del Ministerio de Trabajo, doctor Osvaldo Lacunza. En su caso, el funcionario destaca su enfoque a partir del desempeño de la fábrica en su relación con los empleados.

“El trato que se les da a los trabajadores es excelente”, dijo sin necesidad de aclarar, por supuesto, que los casi setenta empleados se encuentra en blanco. “Los llevan y traen en un combi nueva, y tienen gestos muy cordiales con ellos. Sinceramente, pocas veces encontré trabajadores tan conformes con la patronal. Están chochos”, aseguró Lacunza.

Sin dudas la intuición del intendente tandilense y su secretario de Desarrollo Local falló en todos los planos. “Mire, como muestra de lo que es esta gente de Thyssen basta un botón: –contó un vecino de Saladillo a esta publicación- esta firma necesitaba construir una estación de electricidad para poder bajar el mayor voltaje que comenzó a demandar la fábrica.

Y como antes en la intendencia se les había prometido un precio de la electricidad más barato, se hicieron gestiones para “emparejar” esa que podríamos llamar deuda de palabra, pero resulta que la obra de la estación transformadora era muy cara. Y Thyssen no anduvo con vueltas: sin esperar a la Municipalidad, no pidió resarcimiento ninguno y directamente pagó de su bolsillo los trabajos para adaptar el voltaje”.

Lacunza vivió algo parecido desde el Ministerio de Trabajo. Dado el nivel de ocupación que implicó la puesta en marcha de la producción de silos plásticos, la cartera oficial bonaerense evaluó la alternativa de apuntalar la movida en marcha y por ender hacer llegar a Saladillo líneas de apoyo (planes de fomento de empleo que reparten la responsabilidad de solventar los puestos entre el estado y el privado) “pero no hizo falta, cada uno de los puestos de trabajo quedó consagrado con plenos beneficios que corren por cuenta de la empresa”.

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